Los traumas que genera el aborto

martes, 12 de enero de 2021
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12/01/2021 – El padre Matías Jurado inició una nueva entrega del ciclo “Ya no te llamarán abandonada” indicando que “en Argentina hay varios grupos que trabajan en la sanación de las heridas del aborto, ya sea para ayudar a los directamente implicados como a sus familiares. Este tema se minimiza por parte de los que favorecen el aborto y no es así. Es algo que deja huellas muy profundas”.

Luego, Ana Salgado, consultora psicológica, se refirió a los traumas que vive la mujer y su entorno tras un aborto. “Algunas personas experimentan esto apenas ocurrido el hecho.  Pero otras tardan más en hacerlo. Muchas de esas personas son las que apoyan la práctica y se muestran a favor de una cultura abortista”, dijo la coordinadora del Proyecto Esperanza en Argentina. “En realidad es algo más que traumática, es una experiencia de muerte, se trata de una mujer que atenta contra su propia naturaleza. Suelen decir: “Siento que una parte mía ha muerto allí”, esta es una frase que se repite. Hay un duelo que no se hace, sumado a la culpa por lo hecho”, añadió.

“A veces vemos intentos de suicidio, conductas adictivas o evasivas, incluso hasta en lo laboral. Falta de interés, de deseo, enojo o la sensación de perder el control de la propia agresividad. También ruptura de los vínculos, incluso con sus hijos vivos. Y por supuesto, mucha tristeza. En los varones se puede dar un mayor consumo de pornografía. Además, se ven heridas en la paternidad, en la protección hacia su familia o en su desempeño laboral. Es habitual que hay alguna adicción al juego, drogas o alcohol”, indicó Salgado. “Una madre puede hasta evitar los colores en su ropa o la de sus hijos, usar solo grises y el negro, en señal de infelicidad”, sostuvo.

El padre Matías relató que muchas veces “viene gente a pedir ayuda sin ser católicos porque esto se da por naturalidad. He acompañado a gente que vivió en una cultura pro aborto, hasta deseándolo, pero cuando se lo hace le cae la ficha. Es un vínculo natural (madre-hijo) que se ha roto, por eso se da esta búsqueda de sanación. A veces hay semejanzas entre quien confiesa un crimen en la cárcel con una mujer que abortó o alguien que pide ayuda de su entorno tras lo ocurrido”.

También se compartió: “Si la meta de los provida es disminuir el número de abortos y no sólo constatar un hecho, debemos preguntarnos si algunos mensajes no serán contraproducente. Cuando una mujer se enfrenta a un embarazo no deseado, no se pregunta: ¿es un niño? Y si la respuesta es afirmativa lo deja vivir. Las mujeres saben frecuentemente a nivel subconsciente, que el feto es un ser humano y que morirá con el aborto. Pero es el precio que están dispuestas a pagar en su lucha desesperada por lo que consideran su propia supervivencia. Al poner el énfasis en los niños, sean fetos desmembrados o recién nacidos felices, se agudizará el sentido de rechazo, aislamiento y desesperación, emociones que las empujarán a decidirse por el aborto. La pregunta, quizás subconsciente pero clave es: ¿cómo podré conservar el control de mi vida? El movimiento pro-vida debe centrarse en la mujer y hacerlo de manera que reafirme las innatas e íntimas convicciones de su conciencia, sin condenar ni estigmatizar”. Más información en www.quierosanar.com.ar