04/07/2016 – En diálogo con Radio María, Luis Landriscina y el Padre Mamerto Menapace, desgranan como las cuentas de un rosario, la sabiduría, la fe, la esperanza y el humor con mayúscula.
“El cuento es un viaje, si el viaje no es entretenido, el pueblo donde vas queda lejos”. Luis Landriscina
Luis comenzó diciendo que el cuento nace a veces de una pequeñita historia que le cuentan. Y reveló su don señalando que “Yo tengo memoria fotográfica, yo no escribo los cuentos, los memorizo, memorizo qué personaje que yo conozca puede encajar en esa historia y de qué región puede ser y en base a eso voy armando toda una estructura donde le pongo un entorno al protagonista de la historia o a los protagonistas de la historia, de dónde son …, qué relación tienen y voy haciendo, como digo yo, lo esencial del cuento que es el viaje”.
“Cuando quedé huérfano de mi madre, mi padre me llevó a la familia que eran mis padrinos, tenía un año y ocho meses”, “así que prácticamente yo a mi madre no la conocí, ella muere en el parto del último hermano mío”. “Era un matrimonio que no tenía hijos, y yo pasé a ser el hijo de ellos porque fueron mis padres adoptivos”. “Y ahí había una educación en valores a través de los ejemplos”.
“Allí, ellos te aclaraban bien, sobre todo mi madrina, con la que yo más estaba, lo que estaba bien y lo que estaba mal, lo que se hace y no se hace”, “entonces yo venía con un andamiaje que es a partir de los ejemplos y después viene la escuela donde los docentes nos enseñaban a respetar los símbolos patrios, a valorar lo que hicieron nuestros prohombres por que tengamos lo que vamos a celebrar esta semana, un país independiente y soberano”.
“La izada de la bandera para nosotros tenía un valor emocional que no se da en esta época, porque no se transmite tampoco”. Luis Landriscina
“Yo cuando me alaban mi trabajo digo yo tengo un don que me ha dado Dios, yo sólo lo administro” y refiriéndose a Mamerto dijo “Él también tiene un don de evangelizar sin ser solemne”.
De Luis a Mamerto: “Valoro la generosidad que tiene Mamerto”. “A veces tiene cosas muy graciosas que las podría decir él y me dice ésto contalo vos, porque vos lo vas a hacer mejor”. “La historia del sándwich de jamón y queso que recordó el Papa, me la contó Mamerto”.
El tiene un dicho que dice “El que se guarda un halago se queda con algo ajeno”. “Mamerto es un religioso, que no se hace el religioso, aunque es mediático, es un tipo que vive… que tiene gestos…”. “Para mí tiene todas las cosas que han hecho los santos…”
De Mamerto a Luis: “Sin darte cuenta o dándote cuenta, vos descubriste una técnica de cuento, que es original, sumamente sencilla, en primer lugar no tenes apuro pa´ hacer reír, porque antes de hacer reír, a la gente la hacés pensar, reflexionar, imaginar”. “Para vos, los valores no vienen como una moraleja al final del cuento, como suele ser en mi caso, vos en la descripción del personaje que elegiste, pensás dónde lo coloco, en esta escuelita, en esta comisaría, en este boliche …, ahí los personajes van mostrando sus valores y antivalores”. A lo que agregó que los cuentos de Luis tienen un final inimaginable para el lector u oyente, porque termina los cuentos de una manera tan original, lo termina desde el sentido común o desde el absurdo…, “y entonces ahí viene donde iría la moraleja, viene la humoraleja, le ponés el sello para que la cosa quede”, acertó.
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