05/02/2018 – En una audiencia que mantuvo con el prefecto de la Congregación para la Causa de los Santos, Cardenal Ángelo Amato, el Papa Francisco aprobó el milagro atribuido a la Beata Madre Nazaria Ignacia March Mesa, fundadora de las Misioneras Cruzadas de la Iglesia, que nació en España en 1889, vivió en Bolivia y murió en nuestro país, en la ciudad de Buenos Aires, durante el año 1943. En diálogo con Nestor Rocchiccioli y desde Bolivia, la Hermana Cilenia Rojas Arispe, integrante de la congregación que fuera fundada por la Madre Nazaria, expresó: “No podemos esconder la alegría que sentimos, Dios está siendo bueno con nuestra familia al permitirnos disfrutar de una gran mujer, con una gran espiritualidad, que hoy se transforma en una santa para la iglesia universal”.
“Ella llegó a Bolivia con 22 años, cuando era muy joven. Y en su sí al Señor le dio una respuesta a una identidad y a una vocación, fundando la primera congregación misionera de nuestro país”, destacó la Hermana Cilenia. La religiosa sostuvo que “es lógico que la Iglesia argentina la sienta también como propia porque falleció en la ciudad de Buenos Aires”, cuando ya estaba enferma.
Beatificada en 1992 por Juan Pablo II, su canonización es muy esperada especialmente por parte de la Iglesia católica boliviana, dado que fue en ese país donde desarrolló gran parte de su obra. Nazaria Ignacia nació en Madrid (España) el 10 de enero de 1889 y murió en Buenos Aires (Argentina) el 6 de julio de 1943. En 1908, ingresó en las Hermanitas de los Ancianos Desamparados de México, hasta donde se había trasladado con su familia por motivos económicos, y en 1912 fue destinada a Oruro, en Bolivia, donde se dedicó durante 12 años al cuidado de los ancianos. El 16 de junio de 1925, dejó las Hermanitas para fundar la congregación, y en febrero de 1927 se declaró erigida canónicamente la Congregación religiosa diocesana de las Hermanas Misioneras de la Cruzada Pontificia. A partir de la fundación de la orden, el trabajo de Nazaria Ignacia y de las primeras misioneras fue incansable y se desarrolló sobre todo en la periferia de Oruro y en las zonas mineras rurales. Una de las hazañas de la española fue organizar en 1933 a las mujeres de los mercados y comercios orureños para formar el que fue el primer sindicato obrero femenino del vecino país. En vida, desempeñó una labor misionera en países como Bolivia, Uruguay, España y Argentina, donde falleció en 1943. Sus restos fueron trasladados a Oruro en 1972 y desde entonces permanecen en esa ciudad boliviana. Es considerada una visionaria para su época, ya que postulaba que la Iglesia católica fuera al encuentro de la gente tres décadas antes de que el Concilio Vaticano II lo planteara.
Hoy viviendo en la casa generalicia de Madrid, la Hermana María Victoria Azuara, es la religiosa española que recibió la gracia del milagro por intercesión de la Madre Nazaria. La Hermana Azuara vivió 40 años en Bolivia y fue en la ciudad de La Paz donde se produjo el milagro en octubre de 2010, cuando sufrió un derrame cerebral que la dejó sin habla y sin memoria. La Hermana Victoria era hasta ese momento la encargada de recopilar la obra de Madre Nazaria, que tenía unas 2.000 cartas, reflexiones y diarios. “No podíamos tener un diálogo con ella, solo nos miraba. No nos reconocía y ni siquiera podía decir su propio nombre. Nosotras, como hermanas suyas, veíamos con mucha pena todo esto. Y empezamos a hacer una novena dirigida a Nazaria porque pensamos que nuestra madre nos la podía dejar así a la Hermana Victoria. Y Dios escuchó nuestro ruego”, relató la Hermana Cilenia Rojas Arispe recordando lo sucedido con la religiosa española que recibió la gracia del milagro.
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