El papa Francisco y su amigo Marcelo Figueroa, el pastor protestante que lo admira y lo reconoce como modelo de vida evangélica.
Marcelo Figueroa es biblista, teólogo y pastor de la Iglesia presbiteriana de San Andrés (Buenos Aires), y durante más de dos décadas dirigió la Sociedad Bíblica Argentina. Por esa responsabilidad fue que conoció al entonces arzobispo de Buenos Aires, Jorge Mario Bergoglio.
29/05/2018 – La esposa de Figueroa también es protestante, porque ambos son hijos de pastores evangélicos. Sin embargo, con sus hijos, conocen y aprecian al papa Francisco como si fuera su padre o su amigo más entrañable y admirado. Y esto no se debe a un desconocimiento de la propia fe. Más bien, al contrario. Figueroa y su familia han cultivado, desde hace varios años, una amistad profunda con quien hoy es el pontífice de la Iglesia Católica; una amistad que se funda, precisamente, en la coherencia que cada uno de ellos expresa respecto del principal objetivo de sus vidas: el de ser testigo del Evangelio de Jesús.
Esta coherencia (y coincidencia) llevó a Francisco a proponer a Figueroa como director de la edición argentina de L’Osservatore Romano, el “diario del Papa”, una decisión y un nombramiento inaudito hasta que ocurrió.
Entrevistado por esta radio, Marcelo Figueroa expuso el profundo conocimiento que tiene de la persona del Papa, su cercanía con él, y hasta el pronóstico de que las generaciones futuras y la historia les reclamarán a los argentinos “no haber aprovechado” en el presente la enorme enseñanza y testimonio del argentino más importante de la historia.
“En un conocido pasaje, San Pablo dice ‘sean imitadores de mí como yo soy de Cristo’ -afirmó Figueroa-. Bergoglio es una de las pocas personas que yo conozco en el mundo cristiano que tienen autoridad para pedir semejante imitación. Su esfuerzo y su búsqueda permanente de vivir de acuerdo con la imagen de Cristo, su forma especialísima de lectura, de proclamación, de vivencia y de participación de los Evangelios me han conmovido y formado siempre, por eso lo tomo a él como una referencia espiritual”.
La clave
Consultado acerca de cómo hay que hacer para comprender la forma de actuar, de pensar, de vivir y hasta de sufrir del jesuita convertido en Papa, Figueroa respondió: “Bergoglio es una persona notablemente compleja en su intelectualidad, en su formación variopinta; y para entenderlo, como siempre les digo a los periodistas que me preguntan, tenés que leer las 240 páginas de los Evangelios. Y ahí está todo, y también la oposición, que a veces viene de adentro”.
Figueroa aseguró que “muchas de las cosas que vive y que padece Bergoglio, son una muestra cabal de su ‘imitatio Dei’ (imitación de Dios)”.
Figueroa, el Cardenal Bergoglio y el rabino Abraham Skorka, cuando compartían un ciclo de reflexiones bíblicas en Canal 21.
También destacó la calidez humana del Papa: “Otra de las cosas que marcan a Bergoglio, y que me ha tocado ver, es que, a pesar de todas las cosas que él tiene en su agenda, cuando uno está con él, él te hace sentir que vos sos la persona más importante para él en todo el mundo, en ese momento; y genera una empatía con un nivel de cercanía humana y espiritual que uno lo siente y lo percibe”.
¿A qué se debe este don? “Tenemos dos formas de medir el tiempo -explicó Figueroa-: el cronos (el tiempo que se mide por el reloj y que nos apura y nos rige), y el kairós (que es más amplio y que es el ‘tiempo de Dios’). Bergoglio tiene la particularidad de poder sincronizar el kairós y el cronos con una precisión suiza como nunca he conocido en nadie. Y eso le permite poder manejar los tiempos de la Iglesia o de los movimientos pacificadores del mundo, tanto como el tiempo que le da a una persona en la plaza de San Pedro”.