María en la misión

miércoles, 28 de septiembre de 2011
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Estar urgidos no quiere decir necesariamente estar apurados, estresados. Estar urgidos quiere decir estar movilizados por un espíritu que nos hace ir más allá de lo que suponemos podríamos caminar, recorrer como camino si sólo fuéramos llevados por nuestra propia voluntad. Eso hizo Juan Pablo II, cuando en el año 1983 en Puerto Príncipe, Haití, trajo el anuncio de una nueva evangelización, nos habló de la urgencia que América tenía de plantar de una manera nueva el evangelio, en la expresión, en el lenguaje, en el método, en el ardor.

Recorremos nuestro camino de nueva evangelización junto a María y partimos en la misión con esta intensión de responder al espíritu de nueva evangelización que el Papa nos planteaba en el año 1983. Partimos con Ella sin demora, movidos por la urgencia del amor de María para servir a los hermanos que por estas tierras necesitan como en tantas otras partes de la Argentina, y lo hacemos de hecho todos los días, esta presencia significativa de la nueva noticia. Vamos nosotros contentos, guiados por la fe que nace como respuesta al llamado que Dios ha puesto en las entrañas de María, y Ella nos lo comunica a nosotros como misioneros y misioneras en toda la Argentina, llevando la señal de María allí donde no se la conoce y en esto quiero revalorizar la entrega de los más de 4.800 que se sumaron a la misionalidad poniendo la imagen en cada rinconcito del país. En la panadería, en el colectivo, en las puertas de los edificios, el almacén, la verdulería, en el taxi, para que con María misionar desde la palabra, que viene hacerse carne también en nuestra cultura de todos los días, en el acontecer cotidiano.

Juan Pablo II, en Nuevo Milenio Ineunte, al final del número 50 decía, “Tenemos que actuar de tal manera, que los pobres en cada comunidad cristiana se sientan como en casa”. ¿No sería esto sino, el estilo más grande y desafío más importante que tenemos a la hora de presentar la Buena Nueva del Reino?, se lo preguntaba el Papa. Y por eso, nuestro quehacer Mariano evangelizador y misionero por estos días, quiere revalorizar el sentido de lo genuino y de lo simple, de lo cotidiano, de la palabra encarnada en los gestos re significados.

Ayer cuando llegábamos a la parroquia del padre Alejandro, nos encontramos con un gesto tan simple y tan sencillo a la hora de las ofrendas, había un montón de masetas puestas en el piso sobre la zona del prebisterio, y Alejandro invitando a reflexionar en torno a este renacer a la voluntad de Dios y su querer, lo vinculaba con el comienzo de la primavera, e invitaba a quien quisiera expresar su voluntad de nacer de nuevo, reverdecer en su vida, ver que había vida en su corazón, y deseaba más vida en él, que se acercara y subiera una de estas plantitas sobre la mesa del altar, como expresión de la ofrenda de tantos que anhelamos vida nueva en cada uno de nosotros. A eso llamamos revalorizar y significar de una manera distinta en un concierto de diálogo con lo que vivimos todos los días, lo que estamos llamados a hacer nuevo, como nuevas están llamadas a ser todas las cosas desde el evangelio de Jesús. Aquí está la urgencia de María, ponernos en contacto con lo cotidiano desde un espíritu nuevo. A eso venimos a esta ciudad a colaborar en este sentido, con nuestra presencia de todos los días en la radio pero con el encuentro de quienes se quieran acercar para compartir con nosotros ese camino. A muchos les vamos a presentar la radio, no la conocen, a otros les vamos a fortalecer el vínculo que ya tenemos con ellos. Juntos sentimos la urgencia de salir al encuentro de los hermanos que nunca escucharon hablar de Jesús, que tal vez fueron hasta bautizados, hicieron la primera comunión, se confirmaron, se casaron, pero no conocen al Dios vivo. El quehacer de nuestra emisora, de nuestra radio en toda la Argentina y particularmente en estos días por aquí, es justamente esto, hacer presente al Dios vivo, que le de sentido a nuestras cosas de todos los días.

 

Nosotros queremos hacernos eco del Magnificad, porque acompaña en un gesto de caridad lo premiada que está la vida en Isabel. Como sentimos que también hay vida nueva que va naciendo por estos lugares como en otros lugares de la Argentina. Queremos acompañar con María ese sentido de vida nueva que resurge a veces desde el dolor, desde la vejez como el caso de Isabel, desde lo que aparentemente ya está muerto como es la esterilidad de ella, en ella la vida comienza a ser de nuevo y María se acerca para celebrarla.

Nosotros sentimos que es verdad que esta ciudad está un tanto envejecida en algún sentido en su modo y en su ritmo, pero al mismo tiempo notamos que hay algo nuevo que se va gestando. Es el planteo por ejemplo que en esta arquidiócesis bonaerense se hace sobre la necesidad de replantear el sentido de la urbanidad en la tarea de la evangelización y queremos estar presentes allí sencillamente para acompañar, no es por que nosotros tengamos la respuesta, sino porque entendemos que por allí se abre un horizonte nuevo a la tarea del anuncio de la Buena Noticia, y es bueno que en estos tiempos marianos de misionalidad, como a dicho Aparecida, nosotros como obra de María, estemos acompañando lo nuevo que aparece resurgiendo entre lo viejo.

Aparecidas nos decía que la misión nace junto con María desde un camino discipular y que la consecuencia de el discipulado del reconocerse uno en Jesús, es la misión. Mucha tarea de discipularidad hay dando vuelta por esta ciudad, y por eso también, mucho despertar en la tarea de la misionalidad. El mundo en el que vivimos tiene hambre y sed de esta experiencia profunda nuestra del encuentro con Jesús. Aparecida ha dicho, es lo mejor que nos ha pasado el encuentro con Cristo y no lo podemos callar. En realidad, nosotros en las plazas, en el obelisco, en el café Tortoni, aquí en la radio, visitando a los hermanos que van a ir caminando por Luján, en el encuentro con los taxistas, todo lo que va a hacer la misionalidad en estos días, lo único que queremos hacer es decirle a quienes sienten que hay vida nueva en su corazón, que tiene que ver esta novedad con una presencia de gracia que el Señor regala y que vale la pena encontrarse con el que es la fuente de la Vida. Y así lo sostenemos con esta arquidiócesis local, federal. Queremos de verdad hacernos peregrinos con María y propositivos ante el don de la vida que Ella trae en su seno y con el que entra en comunión con todos aquellos como en el caso de Isabel, que ven renacer la vida de tantas maneras en sus propias vidas. Tiempo de misión, tiempo de encuentro con quienes tienen hambre y sed de Jesús, tiempo de reconocimiento de que el Señor viene a proclamar con mucha sencillez que las vida está en ciernes y que vale la pena ser celebrada.

 

Alegres con María en la misión es el segundo punto de nuestro encuentro

Una de las características de la primera evangelización mariana es la alegría y el gozo con el que ella parte sin demora a la casa de su prima Isabel para servirla en los 3 meses de espera del nacimiento de Juan el Bautista, tal vez como un eco del anuncio del ángel “alégrate María el Señor está contigo” ella parte a servir a Isabel, casi como no pudiendo contener aquel gozo que le inundaba en todo su ser, es tal la alegría que María comunica que el niño que lleva Isabel en su seno salta de alegría e Isabel recibe el saludo de la madre del Salvador también colmándose de gozo. María canta la grandeza del Señor, todo esto es un escenario atractivo que convoca por su propio peso de fuerza alegre. En una actitud misionera guiada por la caridad hacia el servicio, María anuncia con gozo una noticia muy buena, la mejor de todas las noticias y así el Señor nos muestra en el testimonio mariano, el estilo y el modo de ir al encuentro de los hermanos para hablar del amor de Cristo. María aparece alegre, desde el amor servicial mostrando el camino de la misión. Misionar con una sonrisa, misionar con el rostro que transparente la presencia de Jesús, misionar colmados de la paz y la alegría que María lleva en el anuncio. La iglesia misionera no se obsesiona por transmitir de golpe el depósito de la doctrina y la disciplina que corresponde a su ser testimonio del reino, no es la moral. Lo primero que tenemos que poner en el corazón mismo del anuncio, en todo caso el comportamiento ético que deviene del evangelio, supone un proceso de compenetración en el corazón de quién recibe el anuncio que por si mismo irá buscando las consecuencias que se ajustan en su comportamiento existencial más a lo que hace en relación al evangelio que lo que hace a otras categorías con las que hasta aquí se ha movido para vivir de una manera determinada y en ese sentido la tarea de evangelización es un proceso de transformación.

Como nosotros pensamos en los horizontes y nuevos escenarios de la misión a la que estamos llamados, debemos ubicarnos en esta clave de encuentro con el Señor, como dice Aparecida, que poco a poco en el núcleo de la nueva evangelización va transformando el quehacer de las personas en lo cotidiano al modo y al estilo que el Dios viviente en Cristo propone, un camino de transformación en proceso.

Cuando vos piensas en los horizontes de la evangelización y la misión, a donde están los territorios que sentís que te esperan para que el anuncio sea renovado. Imagínate el territorio que mas necesita de tu anuncio, el territorio del vecino, el del almacenero de tu esquina, el de tu hermano, el de tu hermana, el de tu compañero de trabajo, en el ámbito de tu propia familia, con tus hijos tienes que trabajar la misionalidad, en el vínculo conyugal, en la tarea de la catequesis y del servicio de evangelización que hoy llevás adelante, pero con un estilo y una forma nueva, claro pensar en un territorio de nueva evangelización y misión no necesariamente quiere decir salir hacia otra geografía, hay geografías y fronteras muy cercanas a nosotros que nos invitan a esto justamente, a la tarea de la misionalidad, territorios de misión para las tareas de estos días en las que el Señor nos invita a ser sus testigos alegres como María, en la misionalidad.

 

Todas las estructuras eclesiales y todo el dinamismo orgánico del trabajo de  la comunidad están orientados en este sentido y solo en la medida que el camino eclesial está propuesto en este sentido de la misión, todos y cada uno de nosotros podemos encontrar nuestro lugar discipular en un ir anunciando el queridma, el anuncio central del Cristo vivo. Es decir la Iglesia se renueva, se revivifica, encuentra el sentido de la originalidad de su creación cuando lleva adelante la tarea de la misión, sino puede, como en muchos lugares ocurre que el templo parece mas un mausoleo, parece mas un lugar de muertos que un lugar de celebración del Dios viviente y en realidad aquel tiene que ser el lugar de celebración de lo vivido y aquel lugar de envío de lo anunciado, en ese doble movimiento nuestro encuentro alrededor de Jesús cada fin de semana es una invitación a celebrar y a proyectar. A celebrar lo vivido en la misionalidad, razón de ser de nuestra pertenencia a Cristo en la comunidad eclesial y lugar de partida hacia donde los hermanos están esperando este alimento eucarístico que somos nosotros mismos. Ustedes dice Pablo “están llamados a ser ostias vivas en Cristo Jesús”. En el centro de nuestro quehacer está entonces el proclamar este misterio de Cristo vivo. Esto supone una actitud de conversión, apartarnos de querer decirlo todo de golpe, doctrina, disciplina, para comenzar a decirlo todo desde dentro, desde el lugar del encuentro con el Señor que nos muestra un camino que nos deja una enseñanza para ese camino, marcado especialmente por el signo de la caridad que libera, que transforma, que educa y que convierte.

Lo decíamos recién en el bloque anterior y lo volvemos a repetir ahora, a veces hemos moralizado el vínculo con Jesús, la moral como comportamiento ético, en realidad está llamada a ser corona de un proceso de evangelización integral, donde la decisión del modo y del estilo de comportamiento no está pautado por un mandato de un alguien externo, sino por un vínculo de un alguien que interiormente ha recibido un anuncio desde fuera a quién se le mostró un ideal de vida por el cual eligió comportarse de una manera determinada porque aquello se constituía en la mejor forma de ver y planificar su propia existencia y esto hace que la persona que se vincula al mensaje de Jesús y las exigencias que tiene sea por una opción, por una decisión que no nace sino de un encuentro de amor, donde verdaderamente el yugo cuando así es vivido, la carga de la responsabilidad no se hace pesada, no se hace dura, no se hace difícil, se hace gozosa.

Es el Señor quién nos muestra un camino y nos deja una enseñanza para ese camino, marcado especialmente por el signo de la caridad que libera, decíamos que transforma, decíamos que educa y que convierte.

 

Que la misión para todos los radiomarianos sea el objeto de nuestra gran tarea y que a partir de allí superando las distancias cualquiera sean y acortando las brechas que pudieran diferenciarnos de otros, anunciar aquel que nos une en un mismo sentido, como, de tantas maneras lo han ido diciendo ustedes, en los gestos que creen podrían ayudar a la misionalidad, uno podría ser buscar el rostro de Jesús en el hermano necesitado, son muchos porque todo es obra de Dios.

 

Acortar las distancias, de tantas maneras se puede, con gestos renovados que en lo cotidiano nos inviten a renovar el vínculo, donde verdaderamente se plantean el gran desafío de la tarea misionera que transforma. Lo han dicho los obispos en Aparecida, hablando a cerca de la conversión pastoral, esta debe expresar lo vincular y cuantos de los vínculos que mantenemos en lo cotidiano de todos los días exigen hoy de esa transformación, allí tenemos que acortar distancias y tal vez sea de un escritorio a otro, que tal vez sea de una casa a otra o dentro del mismo edificio donde vivimos, de un piso a otro, con cuantos de los que viven en tu mismo edificio o alrededor de tu barrio ni le sabes ni el nombre, es que estamos todos muy apurados y es que estamos todos en un ritmo que nos hace ir en otro sentido y es cierto, pero no será tiempo de empezar a cambiar los ritmos y los sentidos.

 

A llegado el tiempo de que nosotros como el maestro del que habla el evangelio de Mateo para hablar a cerca del reino de Dios que está cerca saquemos de lo bueno y de lo viejo para ubicarlo en un sentido de nueva evangelización que nos acerque a aquellos que mas necesitan de este alimento del cual tienen hambre.

 

Mientras tanto yo quisiera ahondar un poquito mas en estas estructuras caducas de la que habla Aparecida, que tenemos que aprender a dejar de lado, atención porque caduco desde un punto de vista pastoral no implica necesariamente que sea una cosa del tiempo caduca, hay cosas que tienen 10 años y ya son caducas en la pastoralidad también, mientras hay otras que tienen 200 o 2000 años y han vuelto a aparecer con fuerza, cosas viejas como el incienzo hoy tienen un sentido nuevo en la cultura que hay que aprovechar a retomar para resignificar el sentido original que la palabra de le da, como incienzo en tu presencia sube nuestra vida, que es todo una súplica Señor. Tomar el símbolo del incienzo y entender que nuestra vida es todo una elevación, una alabanza al Dios viviente. El culto a las imágenes, hoy a adquirido una nueva vigencia y la lucha por espacios públicos para que ellas puedan estar presentes, en todo el mundo hoy es un tema.

 

Es el espíritu el que hace nuevas las cosas, cuando hablamos de sacar lo nuevo y lo viejo, como el sabio del evangelio de San Mateo, para hacer presente el reino, lo hablamos en clave en cuanto es el espíritu el que permite este movimiento, lo nuevo no necesariamente es nuevo porque apareció hace poco, es nuevo por el modo como llega aún con su mensaje desde hace tiempo al corazón de las personas y es el espíritu el que sopla como quiere y donde quiere para verdaderamente hacer nuevas las cosas, el puede volver a vivificar los símbolos y los ritos viejos para restituirles la plenitud de la vida originaria.

 

No se si te habrá pasado a veces que estando en un mismo lugar, sentís por ejemplo que en tu casa en una reunión familiar o con amigos que hay modos y estilos que aburren, opacan la vida, la hacen rutinaria y la aplastan y hay otros momentos donde toda esa vida de todos los días compartida se hace novedosa, que depende de que sea de un sentido o de otro, de cuanta vida del espíritu haya en nosotros, es el espíritu el que hace nuevas todas las cosas, el artífice principal de la reforma es el espíritu santo, es algo tan obvio y fundamental que no parece que fuera necesario desarrollarlo para decir que de eso se trata la tarea, porque es obra del espíritu la nueva misión y la evangelización. Solamente guiados por el espíritu en actitud de discernimiento personal y comunitario podemos ir dejando lo que sirvió para un tiempo e ir adquiriendo lo que sirve para los tiempos nuevos. Hay algo que es fundamental y que no cambia, es el espíritu de Jesucristo, el mismo ayer, hoy y siempre. Es la permanente novedad que nunca decae, la de la nueva noticia y buenanueva de Jesús, ese que va en el corazón de María llena de gozo y alegría para proclamar con un saludos y un canto y con alegría atraer a Isabel, su prima, que necesita de esta compañía fraterna y solidaria por 3 meses.

 

Que programa tenemos que seguir para la tarea de la nueva evangelización, el Papa lo ha dicho, el del evangelio y el programa del evangelio es gozo, alegría, paz en el espíritu, cuando en esta línea nos dejamos conducir llegamos a todos los escenarios complejos y acortamos todas las distancias con las que el Señor nos quiere constituyéndonos en una única familia.

 

La tarea de la nueva evangelización adquiere su consistencia en este lugar de vida nueva en el espíritu donde el evangelio de Jesucristo es propuesto de una manera poderosa y nueva.

 

 

                                               Padre Javier Soteras