12/03/2022 – En “Madre del pueblo” hacemos nuestro camino cuaresmal de la mano de María. En esta oportunidad Angélica Diez, misionera de la Inmaculada Padre Kolbe, nos invitó a contemplar a María como “Reina de la Paz”:
María es venerada como “Reina de la Paz” por su íntima y estrecha relación y cooperación con el Hijo, “Príncipe de la Paz”, en la reconciliación entre Dios y los hombres, que Él realizó.
También en el misterio de la Encarnación, al recibir el anuncio del ángel Gabriel, concibió en su seno virginal al Príncipe de la Paz, el cual nos devolvió la paz y reconcilió consigo el cielo y la tierra.
Maria es “Reina de la Paz” en el misterio de la Pasión, es la Madre fiel que se mantuvo en pie junto a la cruz de su Hijo.
Y en el misterio de Pentecostés, la santísima Virgen con los Apóstoles, esperó el Espíritu de la paz, de la unidad, de la caridad y del gozo.
En todos estos acontecimientos salvíficos Ella está presente y activa colaborando con su Hijo, “Príncipe de la Paz”, por eso sería bueno preguntarnos: ¿tengo motivaciones reales para realizar mi trabajo, mi apostolado como instrumento de paz entre y por los hermanos?
Cada día que amanece nos ofrece muchas oportunidades para cultivar la mirada del corazón, que se conmueve ante el dolor y la tristeza, la falta de medios, de recursos necesarios… Traigamos a la memoria la presencia de María en las bodas de Caná, faltó el vino. Ella atenta y con mirada de misericordia con plena y total confianza acude al Hijo: “No tienen vino”. Y la respuesta llega… hay vino, hay sorpresa, hay esperanza: ¡ vuelve la paz!
El papa Francisco en un Encuentro con niños en el Vaticano, el 11 de mayo de 2015 les decía: “La paz auténtica es trabajar para que todos encuentren solución a los problemas, a las necesidades, que tienen en su tierra, en su patria, en su familia, en la sociedad. Así se construye la paz «artesanal». Cada acción y cada gesto de ustedes hacia el prójimo puede construir la paz. El auténtico constructor de la paz es el que da el primer paso hacia el otro. Y esto no es debilidad, sino fuerza, la fuerza de la paz”.
Finalmente podemos reflexionar con esta pregunta: ¿a qué me invita María hoy?
Quizás a crecer en un ofrecimiento más “descentralizado de los nuestros”- sin olvidarlos- , extender “el radio“ de acción de la oración para implorar ayuda de la Madre que nos lleve a vencer las dificultades y a agradecerle su presencia y cuidado maternal en cada momento de nuestras vidas y en la vida de los demás.
¿Qué le diremos nosotros, hoy a María? ¡Queremos junto a Vos, ser constructores de paz!
¿Lo intentamos mirando a María, Reina de la Paz?
Angélica Diez
Podés escuchar la reflexión completa de hermana Angélica Diez en el audio que acompaña esta nota