Nacer del agua y del espíritu

jueves, 13 de octubre de 2011
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Había entre los fariseos un hombre llamado Nicodemo, que era uno de los notables entre los judíos.
2 Fue de noche a ver a Jesús y le dijo: "Maestro, sabemos que tú has venido de parte de Dios para enseñar, porque nadie puede realizar los signos que tú haces, si Dios no está con él".
3 Jesús le respondió: "Te aseguro que el que no renace de lo alto no puede ver el Reino de Dios. "4 Nicodemo le preguntó: "¿Cómo un hombre puede nacer cuando ya es viejo? ¿Acaso puede entrar por segunda vez en el seno de su madre y volver a nacer?".
5 Jesús le respondió: "Te aseguro que el que no nace del agua y del Espíritu no puede entrar en el Reino de Dios.
6 Lo que nace de la carne es carne, lo que nace del Espíritu es espíritu.
7 No te extrañes de que te haya dicho: ‘Ustedes tienen que renacer de lo alto’.
8 El viento sopla donde quiere: tú oyes su voz, pero no sabes de dónde viene ni adónde va. Lo mismo sucede con todo el que ha nacido del Espíritu".
San
Juan 3, 1-8

 

 

El primer punto de nuestro encuentro nacer del agua y del Espíritu

Nicodemo es un maestro de la ley que se acerca a Jesús de noche porque se ha sentido profundamente atraído por el mensaje del Maestro de Galilea pero al mismo tiempo le da vergüenza exponerse ante ésta enseñanza nueva que ha seducido su corazón. Desea encontrarse con Jesús y va al encuentro con El de noche. En la noche, en la oscuridad Jesús pone luz en el corazón de Nicodemo invitándolo a comenzar a recorrer un camino nuevo que supone un nuevo nacimiento que no es volver al seno materno sino nacer del agua y del Espíritu Santo. Sin duda Jesús esta hablando del don de la Gracia bautismal. El nuevo nacimiento en nosotros, el renacer, el comenzar de nuevo no depende de un propósito que nos hagamos, de un esquema de vida, de una pauta de conducta con la que quisiéramos recomenzar a rehacer nuestra vida sino de un cambio, una transformación desde lo hondo donde el que opera, trabaja, actúa y lleva a término ese proceso es Jesús. El propone una transformación, una metanoia desde la raíz, un cambio desde el origen desde donde hemos sido concebidos. Dice Jesús que éste don de transformación no viene dado por la obra del Espíritu. El Bautismo tiene una serie de ritos que se suceden unos a otros que guardan una signifación ritual mirada en el conjunto como todo sacramento ha tenido modificaciones en el transcurso del tiempo pero lo esencial no ha quedado es el agua donde nos viene la vida nueva por el Espíritu. El agua que es común que con la presencia de Dios bendice y comunica el don de la vida que trae el Espíritu Santo. Cada uno de los gestos del Bautismo en donde hemos sido incorporados a la familia de Dios vienen a renovar el corazón y nos mueve en aquello que Jesús hoy invita, a lo que El nos llama: volver a nacer

En el segundo punto de nuestro encuentro: signos que dan vida

En toda la celebración del Bautismo las señales con las que la liturgia acompaña y acerca la Gracia con la que Dios nos da el ingreso a la vida nueva en el Espíritu están llenas de vida.

La celebración del Bautismo se inicia con la señal de la cruz sobre la frente del que va a ser incorporado a la familia de Dios por la Gracia del Espíritu y con el agua que se va a derramar sobre su cabecita o el de sumergirse en la fuente bautismal. Porqué la señal de la cruz? Porque los frutos de vida en Cristo vienen de la cruz. La cruz es el lugar donde el Señor nos regala la vida y también es la llave con la cual entramos a participar de la vida de Dios. La cruz hecha en la frente en ese momento de la celebración indica que el bautizado puede comenzar a formar parte de la familia de Dios. Por eso ésta señal suele hacerse en la puerta antes de ingresar al templo en lo que llamamos atrio que es ese espacio que precede a la puerta. En el atrio de la Iglesia se hace la señal de la cruz con la cual se está entregando al bautizado la llave con la cual puede abrir la puerta. La riqueza con la cual Dios se va a vincular con nosotros por la Gracia bautismal es la cruz. Toda la abundancia que Dios ofrece a una persona para su vida en dones, en bendiciones, en presencia, en compañía, en fortaleza, en consuelo, en luz, en riqueza, en armonía, en amor, en paz, viene dada por la vida de Dios ofrecida en el misterio pascual de la cruz.

Entre el sufrimiento, el dolor forma una parte constitutiva del ser y del proceso de crecimiento de madurez de ser hombre. La señalo de la cruz en la frente no es un añadido sino que es una confirmación solo que en ella se indica que nosotros en Cristo Jesús nos adentramos por la señal de la cruz en el misterio del dolor un carácter transformante y significativo. Jesús ha dicho esto mismo de El cuando afirmaba en el Evangelio de San Juan ha llegado la hora que el hijo del hombre sea glorificado, les aseguro que si el grano de trigo no cae en tierra y no muere queda solo pero si muere en la entrega da mucho fruto. El grano de tierra que cae en la tierra es el crucificado. Cuando Jesús está hablando de su hora habla de la hora de la Pascua. Es la hora de Jesús que adelanta en las Bodas de Caná donde el agua se transforma en vino que había profetizado sobre los tiempos mesiánicos como tiempo de plenitud. El que va ser bautizado comienza a participar del tiempo de Dios en su vida. Le llamamos al tiempo de Dios kairos que no es cualquier tiempo, no es el tiempo cronológico sino que es presencia de Dios en nuestra propia historia. Y participar del tiempo de Dios en su historia el misterio pascual. La Pascua de Jesús y su entrega en la cruz lo hace ingresar en la casa de Dios. Esto es lo que se celebra en el inicio con la señal de la cruz. A esa señal de la cruz sobre la frente le sigue la Palabra de Dios que se proclama en la celebración del Bautismo. Esta Palabra trae anticipadamente una Gracia de luz que después se va completar en el rito propio de la celebración bautismal confirmado en la explicación del gesto bautismal cuando los padrinos enciendan la luz. La Palabra de Dios viene a iluminar todo el trayecto de vida de la persona incorporada a la familia de Dios que trae verdad y suscita en la persona bautizada una respuesta creyente a ésta verdad que Dios viene a revelar en su corazón incipientemente en el don bautismal crecido éste don de revelación crecido en que ésta semilla potencie en vida y revelación vaya desarrollándose en el ámbito favorable de la familia y de la comunidad. Justamente en éste acto revelador de Dios por la Palabra y la respuesta que el creyente a la presencia reveladora e iluminadora de Dios se va gestando el ser maduro bautizado. El Bautismo es un modo particular del Sacramento de la fe por ser la entrada sacramental en la vida de la fe. Esta vida de fe nos viene dada por la Palabra anunciada. San Pablo justamente en la Carta a los Romanos cuando habla acerca del misterio de la fe habla de la fe que debe ser tomada a la que debemos adherir por nuestra justificación pero la cual no podemos acceder si no hay quien predique la Palabra. Entramos a formar parte de la familia de Dios por la fe que es don con el que Dios se comunica y respuesta que nosotros damos a ésta comunicación que Dios nos hace y por eso el bautizado recibe en el comienzo mismo de su ingreso a la familia de Dios la Palabra.

La consigna es que proyecto de vida estás dispuesto y que Gracias necesitarías para llevar adelante de la mano de Dios éste proyecto de vida

La revelación de la Gracia bautismal con la señal de la cruz en la puerta como si se nos entregara allí la llave por la cual todo el misterio de transformación que regala el Bautismo como nuevo nacimiento se abriera a nosotros desde el lugar donde el cielo se abre para la tierra, el corazón de Cristo y ofrecido entregado por amor a nosotros, al Padre en la ofrenda pascual. La Pascua, la cruz es la fuente de la vida y por eso entramos a esa fuente de vida que es el Bautismo con ésta llave que es la cruz. Una vez presentado el candidato al Bautismo en diálogo pastoral quien preside la celebración con quien acompañan al bautizando se da la bienvenida al que va ser incorporado y se escucha la Palabra que aparece como el acto revelador con el cual Dios viene a transformar al que va a ser bautizado, a transformarlo en hijo de Dios. El vínculo Palabra revelación de Dios y el bautizado comienza a mostrar hacia adelante todo un camino que el bautizado irá como desarrollando en la medida que vaya acrecentando su proceso creyente en la comunidad y en la familia. Después de escuchar la Palabra los ritos que acompañan a la celebración central es el agua que da la vida nueva, yo te bautizo en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo sobre la frente sumergiendo al bautizado en una fuente bautismal. A éste acto central lo precede y antecede el gesto de liberación y de purificación. La Palabra Bautismo justamente significa liberación del pecado y del instigador, el diablo, por esto se pronuncia una y varias veces en la celebración bautismal exorcismos sobre el que va a recibir el don bautismal. Este es ungido con el óleo de los catecúmeno, le impone las manos el sacerdote. El candidato por si o través de quienes lo acompañan renuncia explícitamente a Satanás como instigador y sus obras que deja la marca del pecado en el corazón y se abre a la Palabra para dar una decidida respuesta personal y con la comunidad a Dios que lo invita a recorrer un camino discipular. Para volver a nacer si yo quiero ser distinto a lo que hoy soy según el proyecto de Dios además de recibir su Palabra meditarla y confrontar con ella mi vida en un momento determinado tengo que hacer una opción que me supone dejar de lado lo que me aparta de Dios y particularmente distanciarme y diferenciarme del enemigo, su tentación y los frutos de pecado que genera el vincularme con El desde el desorden personal y la concuspicencia de la propia vida desde el ambiente del mundo que niega la presencia de Dios o desde su presencia personal instigadora que quiere apartarme del camino discipular. Este gesto de determinación de ir con Dios en el encuentro con la Palabra respondiendo personalmente a su llamada y ésta necesaria diferenciación de lo que intenta impedir mi vínculo con Dios se produce a lo largo de toda la vida y acompaña al bautizado durante todo el camino. Es una opción clara, fundante, la de la Gracia bautismal pero nosotros recibimos ésta opción de vida en Dios y apartarnos de lo que nos aparta de Dios constantemente, permanentemente

El exorcismo se complementa con la unción del óleo de los catecúmenos sobre nosotros. Desde el comienzo mismo de la celebración del Bautismo del circo romano éste signo de ungir con óleo para hacerse resbaladizo el que es ungido con el óleo se hace resbaladizo a las acechanzas del mal. En el circo romano los gladiadores cuando iban a la lucha se ungen con aceite para hacerse resbaladizos en el combate. Así también el que es bautizado es ungido con aceite para hacerse resbaladizo en la lucha contra las fuerzas del mal. El quiere que nuestra opción sea por Dios y suponga un apartarnos de todo aquello que no es Dios. Esto llena nuestra vida de plenitud, de gozo, de felicidad, de Gracia. Llegamos a la cúspide de la celebración de la mano de ésta opción personal y comunitaria acompañada por la comunidad para recibir la fuerza de Gracia bautismal del don de la vida que se nos comunica a través del agua en el Espíritu Santo. Después de la celebración del bautismo en su gesto central viene una serie de ritos. Que fue lo que ocurrió en ese momento cumbre donde recibimos la Gracia bautismal y entonces el sacerdote o el diácono o el obispo o sea quien sea el ministro pone sobre la frente del bautizado lo unge con el santo crisma con la señal de la cruz, lo marca. Así decíamos que el aceite unta al bautizado para que se haga resbaladiza la fuerzas del mal también deja un sello, una marca como cuando el aceite toca una superficie porosa deja justamente un lamparón, una marca. En éste caso el santo crisma que es un aceite perfumado usado para la consagración de los Obispos, los sacerdotes, en ésta celebración del Bautismo, en la Confirmación sella la pertenencia de quien es bautizado al misterio de Cristo Jesús y el don pascual. Deja una marca. Este pertenece a Dios como en el ámbito de la vida de campo a los animales a través de la yerra se indica a quien pertenece también aquí el bautizado pertenece a Dios y lo sabemos por la marca de la cruz con la que ha sido señalado por eso esa marca de la cruz dice éste pertenece a Cristo Jesús. Este aceite es perfumado con lo cual está guardando toda una relación simbólica. El que lleva a Cristo por la Gracia bautismal está llamado a ser un aroma de Cristo en el corazón de la humanidad. Un testigo de Jesús. El cristiano en el ambiente en que se mueve tiene que crear ambiente para que se perciba el aroma y la presencia de Jesús. Este es el sentido del santo crisma sobre la frente. Al final de la celebración el ministro libera los oídos y la boca del que va a ser bautizado a través del signo del efeta que quiere decir ábrete en arameo invitando al que recibe la Gracia bautismal a poder escuchar la Palabra de Dios y pronto poder también proclamarla como testigo de la misma. Por último se entrega en manos de quien es bautizado 2 signos 1 vestidura blanca que habla de la pureza de vida que hay en el y una luz que indica la presencia luminosa de Jesús en su corazón para el mundo que necesita de ésta claridad, de ésta presencia

 

                                                                               Padre Javier Soteras