No dejarse saquear la esperanza

viernes, 6 de diciembre de 2013
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06/12/2013 – El Padre Ángel Rossi sj, participó de su habitual espacio en "Palabras de vida" y dedicó la reflexión a la situación de tanta violencia vivida en Córdoba que dejó a muchos el corazón entristecido y desencantado. 

Dice el Padre Ángel, que lo que nos ha tocado vivir en éstos días, nos pone de frente a una reflexión en la que no hay que apresurarse porque uno esta como abatido. Primero tenemos el desafío de no "achicarnos" a la esperanza. Quizás de las cosas más duras en este tiempo es la desesperanza. Robándole un poco la frase a Pilar Sordo cuando el terremoto en Chile decía que era como un "terremoto del alma" en el caso nuestro yo diría nos han "saqueado el alma", además de aquellos a quienes le saquearon materialmente. Es un saqueo al alma porque es robar la esperanza, la confianza y nos hemos desencantado mucho. Nos pone triste ver lo que puede el hombre sin la policía. 

A pesar de ésto, dice el sacerdote jesuita, no nos está permitido el desencanto porque sino no salimos. San ignacio tiene una exigencia para los jesuitas y para quienes hacen ejercicios. Es el MAGIS, que significa más, no en el sentido voluntarioso ni de excelencia según el mundo, sino como la capacidad de enfrentarse sin miedo a situaciones que desbordan la capacidad personal o grupal de asumirla.

El Magis es posible únicamente si no hay miedo. Por eso es un trabajo nuestro de donde podría haber miedo poner confianza. Confianza en que "a pesar de todo", podemos salir adelante, podemos emprender una recontrucción del tejido social que aunque dificil, todavía posible.

En la Biblia está la fórmula de la esperanza, en el libro de Abacuc 3, 17 y está signado por dos palabras "aunque" y "sin embargo":

"Pues aunque la higuera no florece, ni se recoge nada en las viñas; fracasa la cosecha del olivo y los campos no dan alimento; las ovejas desaparecen del corral y no hay bueyes en los establos, yo me alegraré en el Señor, me regocijaré en Dios, mi Salvador". 

Nosotros parafraseando ese texto podemos hacer propia la oración:

Aunque estoy cansado, sin embargo, seguiré caminando.

Aunque tengo miedo, sin embargo, confiaré en Dios y en la gente linda

Aunque haya tanta mentira, sin embargo, seguiré apostando a la verdad

Aunque el malandraje pulula y avasaya,  creeré y seguiré creyendo que hay mucha más gente honesta

Aunque mi corazón grita ¡basta ya!, sin embargo, me pondré una vez más de pie.

Aunque todo invita a hacer la propia y a resguardarse, sin embargo, estaré atento a quien me necesite o esté sufriendo más que yo.