El que no se encarna, no redime

jueves, 5 de abril de 2018
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05/04/2018 Cada semana dentro del ciclo que lleva adelante la pastoral penitenciaria a nivel nacional, el valor del testimonio de quienes participan de esta tarea nos ayuda a construir una nueva mirada del mundo de la cárcel y sobre todo nos presentan a un Jesús vivo en el encuentro con los hermanos privados de la libertad.

Como parte integrante de  la pastoral y delegado de la región Buenos Aires Sur, el P. José María Quatrocchi de la parroquia de Olavarría, nos compartió la tarea que realiza en las cárceles de Sierra Chica en comunión con la propuesta de la iglesia diocesana que lo acompaña: “buscamos echar raíces y caminar junto con la gente, dentro de un proyecto de diócesis y de iglesia”.

La experiencia en la cárcel es una vivencia de misericordia y de redención: “El que no se encarna, no redime”, nos expresó el sacerdote haciendo referencia a la necesidad de hacerse parte y de entrar en comunión con la vida que allí trascurre, las vivencias y los desafíos,  tanto como los dolores y las alegrías.

Lo que hago en la parroquia, trato de hacerlo acá, las liturgias, al catequesis… y la misión porque a veces hay lugares que dentro de la cárcel a los que no todos pueden acceder, tenemos que ir más  allá.  Recorremos la sanidad, los que están enfermos, y que no pueden salir por el entorno.

El sacerdote nos relató sobre los desafíos que se plantea la pastoral a nivel nacional y que entra en estrecha relación con el trabajo local de las parroquias, la importancia de la relación parroquia – cárcel: “¿Y después qué? como pastoral tenemos que pensar en el después para generar esperanza, este no es el término del camino, hay que pensar en el más allá. Creo que todas las parroquias a través de sus Cáritas y sus sacerdotes están atendiendo y recepcionando la gente que a pasado por contextos de encierro para darles un lugar”

Para la comunidad que recibe la tarea es grande y se vuelve un imperativo: “A veces nos encontramos con frases, juicios, con ciertos temores de la comunidad que saca a luz en donde están parados en la vivencia del evangelio”, afirmó el padre sosteniendo que vivir la radicalidad del evangelio implica situaciones extremas en las que no se puede ser tibio en la opción como en la acción.

Para finalizar acentuó uno de los objetivos que guían no sólo el camino de la pastoral sino que extiende la tarea a los ámbitos diocesanos: “Parroquializar la pastoral penitenciaria, es un desafío que nos tiene que ayudar a purificar la vivencia de nuestra fe”