“Ojalá el Señor nos impulse a ayudar al que más necesita”, dijo la joven ushuaiense Belén Méndez

lunes, 1 de agosto de 2022

01/08/2022 – María Belén Méndez es voluntaria de Cáritas en Ushuaia, en la provincia de Tierra del Fuego, y también integra el Movimiento de los Focolares. Belén nos dejó su testimonio de vida vinculado al servicio y al compromiso con los más necesitados. Esto nos contó:

Mi nombre es María Belén Méndez Domínguez, tengo 24 años, soy nacida en Ushuaia, Tierra del Fuego. Mis padres llegaron en el año 1984 desde Punta Alta a Ushuaia por un pase de servicio militar. En ese entonces mi mamá era militar y mi papá civil de La Base Naval. Soy la hija número seis de nueve hermanos, todos fueguinos. Somos 4 mujeres y 5 varones. También tengo 4 sobrinos de dos de mis hermanas mayores. Soy emprendedora y me gusta cantar, pintar y hacer actividades al aire libre. Hoy día soy una joven voluntaria de Cáritas y del Movimiento de los Focolares por varios factores que influyeron en el transcurso de mi vida, donde la principal causante de todo esto tiene nombre, Verónica, mi mamá.

Principalmente mi infancia y adolescencia fue conectada siempre en el ambiente social ya que mi madre hasta hace unos pocos años se dedicaba a la organización de ferias, donde en el transcurso de los años formó la organización de Familias Solidarias Unidas que no sólo era el hecho de vender, sino que iba más allá, es decir, se interesaba en las necesidades de las personas, hacía que el momento de feriar sea más de compartir, charlar, acompañar, que es lo que realmente las y los feriantes necesitaban además de obtener un ingreso extra para sus familias. De ella aprendí y sigo aprendiendo el ayudar desinteresadamente y de corazón.

Desde los 6 años aproximadamente me fui involucrando en el ambiente de la iglesia donde empecé junto a algunos de mis hermanos con el Movimiento de los Focolares y también el grupo de la Infancia y Adolescencia Misionera donde aprendí mucho del servicio al otro, el dar sin esperar nada a cambio, la unidad, a misionar en los barrios. Mi conexión con Jesús empezó realmente en las misiones que realizábamos en nuestra diócesis, donde nos acercábamos a las familias para compartir un momento de oración o simplemente el escucharlas. Ahí me di cuenta que las personas eran las que verdaderamente nos misionaban a nosotros, abriéndose y confiando sus problemas, miedos, luchas, realidades.

 

Tuve un periodo en el cual me sentía un poco perdida y desorientada en este estilo de vida que elegí porque las cosas que se presentaban no ayudaban y eso me desanimaba, hasta que volví a reencontrarme con el movimiento de los focolares y volví a sentir todo el apoyo que la comunidad me brindaba y me di cuenta que sola no se recorre este camino, que si uno está rodeados de personas que quieren lo mismo que vos, es mejor y te sentís segura. Mi participación como voluntaria en Cáritas empezó en pandemia, donde ayudaba en el ropero y la entrega de bolsones de mercadería. En ese entonces realizaba mi servicio como una actividad solidaria, hasta que me fui involucrando un poco más y descubriendo todo lo que Cáritas tiene para dar, que realmente es muchísimo, y que a la comunidad de Ushuaia le haría de mucha ayuda. Como joven, también me encantaría que otros jóvenes se involucren con Cáritas, pero más que nada, que esto de ayudar a los demás sea la clave de todo, el dar y colaborar de la manera que sea es un montón.

 

Finalmente, María Belén compartió esta oración misionera:

Jesús, en estos momentos de tanta incertidumbre,

donde continúa el hambre y la saciedad de fe,

te pedimos por cada familia que se encuentra

en búsqueda de trabajo, paz y una vida digna.

Te pido por nosotros, los jóvenes,

que a veces nos encontramos desorientados

en esta realidad aplastante.

Que nazca en cada uno ese impulso de ayudar al otro,

más en estos momentos donde más se necesita.

Que somos clave para otros jóvenes

que están en la búsqueda de este camino maravilloso

de amor y de servicio.

Que podamos contagiar esa alegría

que muchas veces hace presencia y que hace mucha falta.

Te doy gracias Señor por dejarme ser parte

de esta hermosa comunidad y mi segunda familia, que es la Iglesia.

Amén.