Hacer los duelos también es orar

martes, 29 de octubre de 2019
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28/10/19- Jesús sabe que le espera la muerte y muerte de cruz, suplicio tremendo del cual Él tiene conciencia. En Getsemaní, aflora la extrema angustia ante la certeza de la muerte.

El padre Mateo Bautista es sacerdote camilo, Máster en Pastoral de la salud, Dr. en teología moral y espiritual; nos acompaña cada lunes en el programa “Hoy puede ser”.

El distrés de Jesús

Desde hacía unos días se hallaba en una situación emocional que se agravaba con el pasar de las horas. Como en todo sufrimiento y angustia Jesús estaba pasando por un cuadro de distrés. Los evangelistas narran un cuadro de angustia que se caracteriza por los siguientes signos y síntomas: los psicológicos: aflicción, congoja, dolor moral profundo, tensión nerviosa: «Sentía temor y ansiedad» (Mc 14,33), «Triste está mi alma hasta la muerte» (Mc 14,34; Mt 26,38). Los psicomotores: la agitación, «Presa de la angustia» (Lc 22,44). Los neurovegetativos: sudores abundantes.

“Esta sensación de angustia refleja la plena humanidad de Jesús, ya que la angustia es inmanente a la vida humana. A esta angustia se suma un sentimiento de fracaso: ante los hombres no va a ser reconocido ni reivindicado. Por tercera vez encuentra a los apóstoles dormidos y el Salvador debe sufrir la solitaria soledad”, explicó el Padre Mateo.

Jesús orante

“El relato lucano de Getsemaní está centrado en Jesús orante . Presenta la necesidad de orar para no sucumbir a la tentación. La pasión del Señor es el momento decisivo de la gran prueba , también para los suyos; por eso hay que orar con intensidad. Los discípulos están llamados a seguirlo también en el momento de la humillación y de la cruz. Por ello exhorta a orar. Orar es hacer los duelos. Hacer los duelos es orar.”

No se pierdan de escuchar la entrevista completa en la barra de audio debajo del título.