17/08/2017- En un nuevo programa del ciclo Bitácora de Viaje, Pablo Sigismondi continúa su relato en Radio María tanto de la historia de la República Centroafricana y de su presente.
Pablo comentó sobre la capital del país, Bangui. “Una ciudad muy particular, porque en algún momento hace 30 años atrás tuvo un dejo de una ciudad de grandeza” dijo y contó que se la conocía como “Bangui, la coqueta”. Sin embargo, con “el paso de los años y conflictos, eso fue dejando las huellas y fue sufriendo lo que sufría el país”. “No tiene ningún tipo de infraestructura, no tiene tendido eléctrico, hay electricidad por horas. Tiene muy pocas escuelas, una universidad que no funciona. No tiene prácticamente hospitales ni centros médicos” añadió sobre la situación de hoy.
A pesar de que cuenta con más de un millón de habitantes, la República Centroafricana “cuenta con cuatro farmacias” lo cual “pinta la realidad de la situación”.
Por eso para Pablo “lo que sucede en la República Centroafricana es prácticamente ignorado o desconocido. Si es ignorado, porque no interesa en la comunidad internacional o no tiene el peso geopolítica suficiente para que las potencias que puedan accionar lo hagan”.
Hay una zona donde está todo destruido, pero que “en los últimos tiempos hay algunos que se han animado y han retornado a sus viviendas”y Pablo tiene imágenes de “gente que busca entre escombros algunos restos de sus viviendas”. También de “personas que cargan lo que pueden de todo lo que ha quedado de la destrucción y lo lleva para construir en otro lugar”.
Sobre el papel de la Iglesia nos contó que como ejemplo de la importancia “está la Parroquia de Nuestra Señora de Fátima que ha logrado ser un lugar de encuentro tanto de la comunidad cristiana como musulmana”.
Además que “tenemos que tener muy en claro que una parroquia no es solo una parroquia, un templo. En el África, la Iglesia además de ser la Iglesia, tiene al lado una escuela, tiene un dispensario, tiene un lugar para que las personas puedan ir a comer una vez por día”. La Iglesia es un “lugar con mucha armonía, paz ,la gente se siente segura”.
“Venimos a la siesta a la Iglesia” contó como anécdota Pablo. Recalcó que “la Iglesia es un refugio. Es un lugar de encuentro, hasta social. La gente se pone las mejores prendas el domingo en la misa. Es una fiesta”.
Para comprender todo los que sucede en África, Pablo insistió que tiene “una razón histórica que es la explotación y el robo de los recursos naturales que el continente tiene”. Porque “es un continente extremadamente rico en minerales”. “Las multinacionales la conocen muy bien” ya que se llevan el mineral. Y también “desde el punto de vista histórico ha sufrido durante siglos la trata. Históricamente la esclavitud significó la riqueza humana, lo mejor de la población. Saca la mejor materia prima humana. Porque para poder sobrevivir a la trata, se iba haciendo una selección natural con todas las condiciones infrahumanas que tenían que atravesar”.
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