05/03/2021 – En una nueva entrega del ciclo “Aire fresco y brisa suave”, fray Pepe Guirado detalló las características de una espiritualidad que permita tener vínculos sanos. “Es bueno entender que el magisterio del papa Francisco crea espacios de encuentro con sus gestos, sus palabras y todo su humanidad. El tiempo de hoy pide que nos encontremos. Nuestra vida se da en los vínculos, en la vincularidad mi propio yo se reconoce. Hay otros que me nombran por eso puedo tenerme a mí mismo. Crecer en los vínculos es encontrarnos en las mil caras que tiene la vincularidad”, indicó el religioso.
“Cuando más me vinculo, más puedo ser yo mismo. Y no puedo ser yo mismo si me autorreferencio constantemente. Crecemos con otros, los necesitamos. Parte de la tarea vincular es cómo desatamos los nudos vinculares, a veces hace falta tiempo y paciencia. El nudo es la traba que impide que fluye un vínculo, es la traba que no nos permite avanzar.Por eso hay que identificar el nudo, ponerlo nombre. Vincularnos debe ser una fiesta. Para desatar los nudos, tengo que entender que parte del nudo soy yo. Si no comprendo eso, si le echo la culpa a los otros, entonces estoy errando. Por eso tenés que desenroscarte de esos problemas, reconociendo que el inconveniente tiene una raíz dentro tuyo”, expresó el sacerdote franciscano.
“No es raro ver en nuestra vida de pareja, familiar o comunitaria ver cómo los nudos permanecen durante años. Ese nudo que te quita paz, te quita libertad, te hace esclavo. Y tenemos que pensar por qué caés en ese nudo una y otra vez. Dios es vínculo puro, un Dios que se entrega permanentemente en el seno de la Santísima Trinidad. Qué maravilla ver la vida vincular desde el entramado de Dios, desde su entrega. A veces, cuando hay violencia, tenés que preguntarte si hay violenta sorda o si es manifiesta. Y después buscar la forma de desatar ese nudo. Y eso se logra desde la infinita capacidad que tenemos de vincularnos. Esta capacidad es reflejo del amor de Dios”, dijo fray Pepe.
“La Cuaresma es un tiempo precioso para que entremos en el entramado vincular y podamos liberarnos del vuelo bajo, de una vida chata. Vincularse en forma satisfactoria es romper con el funcionalismo, a veces pasa en nuestras comunidades eclesiales. Sacarnos la soledad amarga del no amor para sentarme en la mesa del Señor, para ocupar tu lugar en la vida. Y ese lugar tiene que ver con la forma cómo me relaciono. En el sueño, aparece el equilibrio que debemos tener y surgen esos fondos lo que no pudimos tomar en la vida consciente. Esto es lo que le pasa a san José. Los sueños son la manifestación luminosa de Dios, son la nostalgia que tenemos de nuestro Señor. Porque a veces reprimimos la visión luminosa de nuestra vida o reprimimos el deseo de estar cerca de Dios”, señaló Guirado.
“Lo inconsciente también es manifestación de lo divino en el ser humano. Tenemos que hacernos amigos de nuestros sueños, hermanarnos con ellos. La pandemia es existencialmente cruel, este encierro a veces nos ha desnudado en el costado de choque, de mucha fricción con los otros. El conflicto que vivís en lo vincular debe llevarte a un lugar más luminoso, más fraternal. Somos un espejo en forma permanente de lo que anida en nuestros corazones, de lo que ocurre en el fondo de nosotros. Tenemos que ser sabios para resolver estos conflictos, que pueden ser desencantos o frustraciones, por poner algunos ejemplos. El problema de lo vincular es no querer trabajarlos desde mi yo, desde mi ser. La vincularidad me obliga a amigarme con la realidad y con los otros “, resaltó.
“Dialogar conmigo mismo es una actitud espiritual y terapéutica donde me pregunto de donde vienen los enojos, las cosas que no nos gustan, para dar pasos de sanación. Cuando pensamos que nuestra realidad argentina no cambia más, es una renuncia a esto. Necesito pasear por mis propias sombras, hablar con mis propios lobos. Nadie puede crecer si no se trabaja a si mismo. El papa Francisco tiene una maravillosa humanidad, él busca reconciliarse con todos. Eso es sanidad. La miseria no es para ser torturada sino para ser abrazada. Por eso Francisco contó que fue al psiquiatra porque sintió angustia, depresión y ansiedad. Estas cosas son fusibles que a todos nos saltan. Por eso el Santo Padre es tan libre para contar esto. Por esos las ideas rígidas en lo espiritual ignoran la dimensión vulnerable de nuestra vida. Eso no es cristiano. Un maestro es quien se sumerge en su barro pero desde allí construye. Esto es muy saludable. Francisco es un hombre íntegro, que puede a Irak porque asumió las violencias que tiene adentro, es alguien que perdió el miedo. Es alguien que se ha fortalecido en el buen proceso cristiano. Es un hombre que es grande porque abraza a lo débil”, dijo por último fray José.
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