“Perseverancia y decisión”

martes, 9 de octubre de 2018
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09/10/2018 – Una joven había tomado clases de ballet durante toda su infancia.

Había llegado el momento en el que se sentía lista para entregarse a la disciplina que le ayudaría a convertir su afición en profesión. Deseaba llegar a ser primera bailarina y quería comprobar si poseía las dotes necesarias.

Un día, llegó a su ciudad una gran compañía de ballet. Acabada la función, fue a los camerinos y habló con el director.

Quisiera llegar a ser una gran bailarina – le dijo. Pero no sé si tengo el talento que hace falta.

Hazme una demostración – le dijo el maestro.

Transcurrido apenas cinco minutos, la interrumpió moviendo la cabeza en señal de desaprobación.

¡No! Lo siento, pero no tiene usted condiciones.

La joven llegó a su casa con el corazón desgarrado. Arrojó las zapatillas de baile en un armario y no volvió a danzar nunca más.

Pocos años después se casó, tuvo tres hijos y cuando estos se hicieron un poco mayores, se puso a trabajar en un supermercado de la ciudad.

Años después, con motivo de que el mismo director que tiempo atrás le había dicho que no tenía condiciones para el baile, presentaba un nuevo espectáculo en la ciudad, nuestra amiga asistió al estreno.

Acabada la función, se topó con el viejo director que ya era octogenario. Ella le recordó la charla que habían tenido años atrás. Le mostró fotografías de sus hijos y le comentó de su trabajo en el supermercado; y luego agregó:

Hay algo que nunca terminé de entender. ¿Cómo pudo usted saber tan rápido que yo no tenía condiciones de bailarina?

¡Ahhh! Cuando usted bailó delante de mí le dije lo que siempre le digo a todas – le contestó el director.

¡Pero eso es imperdonable! – Exclamó ella. ¡Arruinó usted mi vida! ¡Yo podía haber llegado a ser primera bailarina!

¡No lo creo! -Repuso el anciano maestro.

Si hubieras tenido las dotes necesarias, y una verdadera vocación para bailar, no habrías prestado ninguna atención a lo que yo te dije.