25/01/2022 – Junto al padre Héctor Espósito continuamos en este ciclo dedicado a los Mandamientos de Dios, un verdadero tesoro para guardar en el corazón.
En esta oportunidad compartimos el segundo mandamiento que dice: “No tomarás el nombre de Dios en vano” y, como siempre, la Palabra de Dios iluminó nuestro encuentro. Compartimos el Salmo 8:
¡Señor, dueño nuestro, ¡qué admirable es tu nombre en toda la tierra!
Ensalzaste tu majestad sobre los cielos. De la boca de los niños de pecho has sacado una alabanza contra tus enemigos, para reprimir al adversario y al rebelde.
Cuando contemplo el cielo, obra de tus manos, la luna y las estrellas que has creado, ¿qué es el hombre para que te acuerdes de él; el ser humano, para darle poder?
Lo hiciste poco inferior a los ángeles, lo coronaste de gloria y dignidad, le diste el mando sobre las obras de tus manos, todo lo sometiste bajo sus pies:
rebaños de ovejas y toros, y hasta las bestias del campo, las aves del cielo, los peces del mar, que trazan sendas por las aguas.
Señor, dueño nuestro, ¡qué admirable es tu nombre en toda la tierra!
“El Nombre de Dios tiene esta particularidad: que es un don de Dios para todos. ¿Por qué es un don? Porque nos lo fue dado por Él. Él nos dio su nombre”, dijo el padre Héctor.
“El nombre de Dios entra dentro del orden de la confidencia y de la intimidad, así fue con Moisés, cuando él le pregunta su nombre y Dios le dice: ‘Yo Soy el que Soy’ (Ex 3,14).”
“Este Nombre se debe guardar en la memoria, en el silencio de la adoración amorosa y en el interior del corazón”.
“El Nombre de Dios no se emplea como si fuese cualquier cosa El Nombre de Dios es para bendecirlo, alabarlo y glorificarlo. El nombre de Dios es Santo.”
Padre Héctor Espósito
Finalmente, el p. Héctor nos habló acerca del tercer mandamiento: “Santificar las fiestas”, compartiéndonos el significado profundo de este mandamiento.
Podés escuchar el programa completo en el audio que acompaña esta nota.