15/07/2025 – ¿Alguna vez sentiste que tu corazón anhela la paz, pero el ruido del mundo te la quita? ¿Crees que la verdadera paz nace en lo más profundo de tu ser, incluso en medio de la guerra y el caos? En el ciclo «Peregrinos de Esperanza», la Hermana Marta Irigoy , consagrada, nos invita a una pausa necesaria para reflexionar sobre la paz como primer signo de esperanza siguiendo la bula Spes no confundit (La esperanza no defrauda) del Papa Francisco para el Jubileo 2025.
La Hermana Marta nos sumerge en el punto 8 de la bula papal, donde se resalta la prioridad fundamental de la paz para un futuro esperanzador. Ella nos invita a ir más allá de las guerras que vemos en el mundo, para adentrarnos en las Guerras internas de nuestro propio corazón.Porque, como nos recuerda, la paz nace en el propio corazón. Es el anhelo más profundo del ser humano, esa sensación de que, cuando el corazón está en paz, las ansiedades y los miedos se disipan,y muchas cosas empiezan a ordenarse.
Nos plantea un camino jubilar propuesto por el Papa Francisco: peregrinar con el corazón pacificado. La Hermana Marta, itando a San Pablo en Efesios 2:14, nos recuerda que Cristo es nuestra paz. El camino para pacificar nuestro corazón es «aprender de Él»,como dice Mateo 11:28-29: «Vengan a mí los que se sienten cansados y agobiados, y yo los aliviaré .Aprendan de mí,que soy manso y humilde de corazón».La experiencia de la paz surge al entrar en el corazón de Jesús y aprender su mansedumbre y humildad.
Para profundizar en esta idea, a Hermana Marta nos comparte la visión del jesuita Piet Van Breemen en su libro Como pan que se parte, y en particular,su artículo sobre la palabra griega«Prautes». Esta palabra,que es difícil de traducir, podría resumir las ocho bienaventuranzas y los frutos del Espíritu (amor,alegría,paz,paciencia,facilidad,bondad,fidelidad,mansedumbre y templanza). Para Van Breemen, la Prautes describe una persona que irradia serenidad,con un corazón apacible libre de agitación y preocupación. La verdadera serenidad, nos dice, es la paz de saberse aceptado por Dios tal como uno es y abandonarse a su amor.
En un mundo marcado por la violencia,la agresión y las disputas de poder, la Hermana Marta subraya que estas luchas internas revelan que hemos desalojado de nuestro corazón la certeza de sabernos creados por amor y para amar. Muchas veces,miramos al mundo como un «huérfano de amor», que no descubre a un Padre que lo ama y siente su dolor. Pero la mansedumbre, esta Prautes «lleva implícita una caricia», como un gesto tierno que despierta el corazón adormecido por el dolor y la sensación de no ser amado. Nuestros gestos y palabras mansas pueden ser el gran testimonio que invita a otros a descubrir al Padre más tierno de todos.
Finalmente,la Hermana Marta nos invita a la introspección: ¿Qué llena de paz tu corazón? ¿Por qué te quita la paz? Y nos deja un precioso poema de Moratiel:
«Vendrá la paz»
Si creemos en la fuerza de una sonrisa,en una mano abierta,en la riqueza de ser diferente; si miramos al otro con amor, si preferimos la esperanza a la sospecha, si somos capaces de dar el primer paso y de perdonar, si el llanto de un bebé nos estremece y si el otro es para nosotros un hermano. Un llamado a que este mensaje resuene en el corazón de todos, especialmente en quienes tienen el poder de decidir en medio de conflictos.