04/11/2025 – En un nuevo «Reflexiones para la Semana» nos acompañó la hermana Mónica Cordero, desde la Diócesis de Río Gallegos, en la Patagonia Argentina. En esta ocasión la reflexión nos animó a detenernos en el paso de las dos grandes fiestas de inicio de noviembre: la Fiesta de Todos los Santos y de los Fieles Difuntos. ¿Qué nos han sembrado en el corazón?
Noviembre comienza con contraste: de lo oscuro hacia lo luminoso. Esa transición no solo es visual en los ornamentos litúrgicos; es una invitación espiritual a mirar la vida desde la esperanza. La hermana Mónica recuerda que estos días “nos invitan a mirar más allá de lo que estamos viviendo” y a reconocer que los santos son hermanos que han pasado por la muerte física, como todos lo haremos, pero que hoy viven en la cercanía plena de Dios.
Su testimonio nos anima a descubrir a nuestros propios santos cotidianos: aquellos que marcaron nuestra vida, nos enseñaron el camino del Evangelio y hoy siguen iluminando nuestra historia desde la memoria y la fe. Reconocerlos es abrazar la certeza de que la vida no termina en la ausencia, sino que se transforma en presencia luminosa.
Al mismo tiempo, la hermana Mónica nos recuerda que la mirada cristiana sobre la muerte no paraliza, sino que impulsa. Y tomando como referencia la vida de algunos santos: nos llama a vivir con alegría, sin miedos y sin pendientes, con la mirada puesta en el cielo, con el corazón disponible al prójimo y con la confianza en las manos del Padre.
Que este noviembre sea, entonces, un tiempo para encender la lámpara del espíritu, dejarnos iluminar por quienes nos precedieron en la fe y caminar hacia el final del año con la certeza de que la vida, en Cristo, siempre se abre paso.
Para escuchar la reflexión completa accedé al video del inicio