Relaciones tóxicas ¿Hay esperanzas?

lunes, 17 de mayo de 2021
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17/05/2021 – En esta nueva edición de “Me encanta la familia” Enrique Soros abordó el tema de las “relaciones tóxicas” entre los miembros del grupo familiar.

“Somos seres humanos y es muy importante bajar a la realidad de la familia y no quedarnos en las nubes de los ideales. El ideal nos tiene que llamar a aspirar a él, pero siempre partiendo de nuestra realidad”.

Las relaciones tóxicas son muy comunes y es la realidad que en muchas familias haya relaciones tóxicas entre los esposos, entre los padres e hijos. ¿Hay solución? ¿Hay esperanza? Hablando en la realidad, sí. Eso se puede cambiar y el grado de que cambie dependerá muchísimo de mí, aunque no solo de mí.

“No importa quien tiene más culpa o más responsabilidad. Lo que importa es lo que ‘yo’ puedo hacer. Lo primero es preguntarnos: ¿dónde yo soy tóxico?, ¿dónde no estoy creciendo?, ¿dónde me quedo en mi zona de confort?.”

“Estamos en una sociedad donde todo me hiere, donde todo es ataque hacia mí y la pregunta es ¿Cuánto estoy dispuesto a dar para solucionar estos problemas de familia, esta toxicidad? Porque una relación tóxica depende de dos, pero hoy vamos a trabajar lo que depende de mí, lo que podemos hacer para, lentamente, ir cambiando esta relación”.

“Un crecimiento orgánico es la única forma de cambiar: es lento y de adentro hacia afuera. Los vínculos humanos profundos y sanos son los que me permiten estar más cerca de Dios y que esa relación sea auténtica y filial.”

“No hay soluciones mágicas. Lo primero es perdonarse a sí mismo por los errores que uno cometió y saber también que todo lo que está pasando no depende solo de uno”.

Algunas sugerencias para mejorar las relaciones tóxicas o conflictivas:

  • No responder de la misma manera, no atacar ni gritar: Lo que hará el cambio en la relación con el otro no es que yo tenga mejores argumentos, sino mi actitud. Por ejemplo, podemos comenzar diciendo: “Tenés razón, es verdad lo que decís, pero….”. Es decir, comenzar admitiendo algo en lo que el otro tenga razón, para luego expresar nuestro punto de vista.
  • Bajar los reproches: A pesar de los problemas que yo tenga siempre debo saludar y con buena onda. Es un riesgo, porque puede haber una mala respuesta. Pero lo intentemos, hagamos nuestra parte.
  • Admitir nuestra miseria, nuestra limitación y error: Cuando yo admito y no me justifico, cuando me hago cargo de mi realidad ante el otro, aflojo las tensiones, porque el otro ve que yo admito mis limitaciones.
  • Entender la miseria del otro: Este es un punto clave. Somos distintos. Hay que entender al otro de acuerdo a como el otro es y no a como soy yo o mi identidad. El otro tiene una historia muy diferente a la mía.
  • Perdonar: Perdonar cosas graves sin Jesús es imposible. Perdonar no significa decir ‘me gusta lo que hiciste‘, sino: ‘es tremendo lo que hiciste pero mi corazón, en medio del gran dolor, en Jesús te perdona”.

Te invitamos a escuchar el programa completo en el audio al inicio de esta nota