29/10/2025 – Río de Janeiro vivió una jornada de violencia extrema tras una operación policial contra el narcotráfico, catalogada como la más grande en la historia de la ciudad. La acción, que tuvo como objetivo la organización criminal Comando Vermelho en las barriadas del norte, resultó en un saldo de más de 60 asesinados y la detención de 81 personas. Esta cifra de víctimas fatales incluyó a varios efectivos policiales, en el marco de enfrentamientos armados que son habituales en estas zonas de la ciudad turística, donde la presencia de grupos criminales es un desafío constante para las autoridades.
El megaoperativo congregó a cerca de 2.500 uniformados con el fin de «combatir la expansión territorial» del Comando Vermelho, la banda delictiva más significativa de Río de Janeiro. El analista internacional Bruno Tondini contextualizó la magnitud del problema, señalando que el narcotráfico ya no es una cuestión local, sino «una problemática que es transversal a todo el planeta». Además, subrayó que lo vivido en Río es un reflejo de «una guerra, como bien señalaste, que se extiende a todo el planeta».
La operación, ordenada por el gobernador de Río de Janeiro a partir de más de 100 órdenes judiciales para la detención de líderes del Comando Vermelho, se centró en la ocupación territorial estratégica de este grupo. Tondini explicó que la banda tiene el control de sectores clave de la ciudad, como «la vía roja, que es la que va directamente al aeropuerto, y la avenida Brasil, que es la que cruza todo Río», las cuales están controladas en los costados de las favelas por este grupo. El analista destacó que la acción policial puso en evidencia la «capacidad de fuego que tiene este grupo delincuente».
Uno de los aspectos más preocupantes de la situación es la disputa política que acompaña la crisis de seguridad. Tondini mencionó la discusión entre el gobernador y el gobierno central, de distinto signo político, sobre la intervención o no de fuerzas federales. Esta solicitud, que implicaría la militarización de la cuestión, requiere la declaración de un «estado de sitio», un paso que le otorgaría al problema «una jerarquía superior tal vez a la que se le quiere dar, pero que en realidad en los hechos se demuestra que el problema del narcotráfico y de que las bandas que se dedican a esto por sí solitas […] nos muestran la trascendencia de lo que pasa».
El analista profundizó en la raíz del problema al referirse a la desaparición del Estado en muchas de estas áreas urbanas. Tondini señaló que el dominio territorial de estas organizaciones impacta directamente en la vida cotidiana de los ciudadanos, quienes ven cerradas escuelas y centros de salud, quedando «a las vicisitudes de lo que pasa con estos grupos que tienen el dominio territorial». El especialista resaltó que lo que realmente sufre las consecuencias es la población civil, la cual «tiene que pedir permiso para ir a una escuela» o ve cómo los jóvenes a los 12 o 13 años «participan de las operaciones de estas organizaciones o se van del lugar donde están».
Finalmente, Tondini advirtió que estos grupos criminales no son «grupúsculos aislados» sino grandes organizaciones criminales con vínculos transnacionales, que se relacionan con grupos en Colombia y tienen capacidad de trasladar drogas a Europa y África. Por ello, la operación en Río debe entenderse como una «operación de contención» para evitar que sigan progresando. El analista internacional concluyó que la lucha debe ser «transversal a las ideologías políticas» y que la solución pasa por «avanzarse hacia la consolidación de las instituciones» y operar «con el poder de la ley», ya que donde esta no existe, quien sufre es la población civil.
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