En el espacio de “Reflexiones para la Semana” nos acompañó el padre Mariano Oberlin, de la parroquia “Crucifixión del Señor” ubicada en barrio Muller, en Córdoba. Desde las palabras del Papa Francisco, con motivo de la preparación al Jubileo de la Esperanza, nos invitó a pensar en la fraternidad universal y en la dimensión de ser familia, para ir más allá del núcleo íntimo y pequeño y abrirse a la gracia de abrazar e incluir a otros.
13/01/2024 – En el inicio, el padre Mariano retomó un fragmento ya compartido de la carta del Santo Padre Francisco dirigida al Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización, con motivo de la preparación para el Jubileo 2025:
“Debemos mantener encendida la llama de la esperanza que nos ha sido dada, y hacer todo lo posible para que cada uno recupere la fuerza y la certeza de mirar al futuro con mente abierta, corazón confiado y amplitud de miras. El próximo Jubileo puede ayudar mucho a restablecer un clima de esperanza y confianza, como signo de un nuevo renacimiento que todos percibimos como urgente. Por esa razón elegí el lema Peregrinos de la Esperanza. Todo esto será posible si somos capaces de recuperar el sentido de la fraternidad universal, si no cerramos los ojos ante la tragedia de la pobreza galopante que impide a millones de hombres, mujeres, jóvenes y niños vivir de manera humanamente digna. (…) Ojalá que las voces de los pobres sean escuchadas en este tiempo de preparación al Jubileo que, según el mandato bíblico, devuelve a cada uno el acceso a los frutos de la tierra: «podrán comer todo lo que la tierra produzca durante su descanso, tú, tu esclavo, tu esclava y tu jornalero, así como el huésped que resida contigo; y también el ganado y los animales que estén en la tierra, podrán comer todos sus productos» (Lv 25,6-7) ”.
En ese marco, se refirió a la idea de fraternidad universal propuesta por el papa Francisco: “hablar de fraternidad de alguna manera es hablar de familia, de hermanos en un sentido amplio”. Cuando hablamos de familia generalmente nos referimos a la mamá, al papá, los hijos, o en algún caso pueden ser los abuelos los tutores. Pero siempre nos referimos a la familia más chica, en una concepción más restrictiva. Ante eso, es bueno pensarnos como familia más grande, es decir, si somos hermanos en Cristo somos familia, compartió el padre Mariano Oberlin.
“Me parce que es lindo volver a la idea de familia como núcleo afectivo que nos marca para toda la vida. Entonces es importantísimo que pudiéramos hacer todos una experiencia hermosa de familia, en este sentido más chiquito, más cobijados (…) pero que también ampliemos ese concepto a los que tenemos alrededor, los que tenemos al lado, sea para recibir de ellos o para ofrecerles el cariño que se da en una familia. Y a la humanidad, ampliarla a la fraternidad universal, no solo entre las personas, sino también con las cosas, con la tierra, con la naturaleza que el Señor nos ha regalado”, concluyó el padre Oberlin en su reflexión.
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