24/07/2025 – La violencia en la escuela primaria sigue siendo una problemática alarmante en nuestro país, con cifras que revelan una creciente incidencia. Un reciente informe titulado “Desafíos de convivencia en la escuela primaria: discriminación y conflictos entre pares”, elaborado por Argentinos por la Educación y Mercedes Sidders, destaca que el 63% de los alumnos de 6° grado reportan haber sido víctimas de una agresión. Aún más preocupante es el dato de que el 36% de los estudiantes se sienten discriminados en el ámbito escolar, una cifra que casi se ha duplicado desde 2016, cuando era del 19%. Estos resultados, que se desprenden de las respuestas de los estudiantes en el cuestionario de la prueba Aprender 2023, evidencian un deterioro en el clima escolar, fundamental para el desarrollo emocional y académico de los niños.
Los motivos más frecuentes de discriminación son el aspecto físico, los gustos e intereses personales, y la orientación sexual o identidad de género. Geográficamente, provincias como Chaco (49%), Santiago del Estero (46%) y La Rioja (45%) muestran la mayor proporción de estudiantes que reportan haber vivido situaciones de discriminación. Paola Zabala, Directora de Comunidad Anti Bullying Argentina e integrante de Argentinos por la Educación, enfatiza la importancia de medir el clima escolar, ya que un niño que es víctima de bullying difícilmente puede concentrarse en aprender. La especialista también señala que, si bien el informe no profundiza en las causas de las diferencias provinciales, la falta de equipos competentes y la ausencia de políticas públicas para la formación docente en zonas de mayor pobreza estructural podrían influir en estos índices.
El informe también revela que las respuestas de las instituciones escolares ante estas situaciones son mayormente tradicionales y reactivas, lo que implica una intervención posterior al conflicto, pero no un trabajo en prevención. Según Zabala, las escuelas suelen abordar los problemas a través de conversaciones con alumnos y comunicaciones con las familias, pero no se enfocan en las cuestiones de fondo, como la convivencia escolar y el desarrollo de habilidades socioemocionales. Además, la experta resalta la ausencia de políticas públicas que impulsen campañas de formación docente, la falta de protocolos de actuación para casos de bullying en la mayoría de los colegios y la carencia de datos estadísticos oficiales, lo que dificulta la implementación de estrategias efectivas.
Para abordar integralmente la problemática, Paola Zabala subraya la necesidad de incluir a todos los actores involucrados: víctimas, agresores y testigos. Es crucial trabajar con los testigos, ya que su inacción también contribuye a la dinámica del bullying. Los padres, por su parte, deben estar atentos a las señales de alerta, como cambios de conducta o reticencia a ir a la escuela, y adoptar una postura abierta y de apoyo, evitando juicios. La especialista recomienda a los padres acercarse a la escuela para pedir ayuda y documentar la situación, en lugar de contactar directamente a los padres del agresor, lo que a menudo agrava el conflicto. En un contexto donde el uso de dispositivos digitales se inicia a edades tempranas, también es fundamental que los adultos acompañen a los niños en el uso adecuado de las redes, conscientes del impacto que el ciberbullying tiene en su vida.
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