29/09/2025 – En un nuevo «Reflexiones para la Semana» nos acompañó María Manfredi, virgen consagrada de la Arquidiócesis de Córdoba. En esta ocasión, nos acompañó con sus palabras sobre la sinodalidad, destacando la importancia de caminar juntos como Iglesia y de asumir este proceso como un verdadero cambio de paradigma.
Al respecto, recordó uno de los escritos del Papa Francisco en el prólogo de los cuadernillos sobre sinodalidad: “La sinodalidad no es una moda organizacional o un proyecto de reinvención humana del pueblo de Dios. La sinodalidad es la dimensión dinámica, la dimensión histórica de la comunión eclesial fundada por la comunidad trinitaria”. Desde esta perspectiva, explicó que no se puede pensar en la Iglesia sin el horizonte de la sinodalidad, ya que es parte de su esencia y de su naturaleza.
María también subrayó que el bautismo es la base de esta experiencia eclesial, porque nos hace iguales en dignidad, aunque con diferentes roles. En sus palabras: “El bautismo nos hace hijos de Dios, que nos hace hermanos y que nos hace iguales en dignidad. La dignidad no la perdemos, cambiamos roles”. De esta manera, invitó a superar visiones jerárquicas rígidas que han marcado siglos de historia, para dar paso a una Iglesia más fraterna y participativa.
Asimismo, enfatizó la necesidad de una conversión personal, pastoral y comunitaria, señalando que este camino requiere escucha activa, discernimiento y apertura al Espíritu Santo. “En esta escucha activa somos conscientes y creemos verdaderamente que el Espíritu Santo habla a través de la otra persona”, expresó.
Finalmente, recordó que caminar juntos no significa perder identidades ni funciones, sino ponerlas al servicio de la construcción del Reino de Dios. Desde la sencillez, la caridad y la capacidad de diálogo, la sinodalidad se presenta como un modo de ser Iglesia en el siglo XXI, con la certeza de que Dios acompaña siempre este andar compartido.
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