El sufrimiento nos tumba pero Jesús nos levanta

viernes, 9 de junio de 2017
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09/06/2017 – Junto al padre Mateo Bautista, máster en Pastoral de la Salud y Licenciado en Teología Moral y Espiritual, seguimos profundizando y aprendiendo sobre el duelo.

Durante su última participación, el especialista hizo referencia al proceso completo del duelo y los pasos que implica: Cómo ser curados, sanados, saneados y salvados.
“Para toda herida hay que saber hacer un buen diagnóstico. Primero hay que bucear en nuestro interior, preguntarnos cuál es nuestra herida, identificarla. Y luego, pedir ayuda”, dijo el Padre Mateo.

El sacerdote hizo una distinción entre el dolor y el sufrimiento: “El dolor se manifiesta a nivel corporal. El sufrimiento a nivel emocional, social, mental. Cuando hay sufrimiento puede haber dolor corporal, porque normalmente somatizamos. En cambio, puede que sintamos dolor pero que no tengamos sufrimiento”. “Nuestro pasado, presente y futuro pueden ser una fuente de sufrimiento”, agregó. Por lo tanto, en nuestro diagnostico debemos detectar si la herida es del pasado, del presente, o del futuro. ¿El tiempo sana las heridas? “Lo que nosotros hacemos con el tiempo es lo que nos sana. Si no sanamos, el tiempo agranda las heridas”, afirmó el Padre Mateo.

Ante una herida hay que ser pacientes pero no pasivos. Nunca entramos en una herida de la noche a la mañana, es un largo recorrido, un proceso de sanación. Al respecto dice el sacerdote: “Que yo tenga dolor no quiere decir que esté haciendo el duelo. El duelo es la actitud y la aptitud que yo tengo ante el sufrimiento; es decir, como afronto las heridas”.

En este recorrido para sanar las heridas, el Padre Mateo retomó el personaje de la hemorroísa en el Evangelio de Marcos 5, 25-34. La hemorroísa tuvo la iniciativa de acercarse a Jesús y fue curada cuando tocó el borde de Su manto. Luego se retiró, estaba curada. Pero esto, no fue suficiente para Jesús. “Ella tomó la primera incitaiva y luego Jesús preguntó quién lo había tocado. Jesús personaliza, busca caminos para acercarse a nosotros. No seamos flojos, tomemos la iniciativa con, por y en Dios y nos llevaremos la sorpresa de lo que Él puede hacer en nuestras vidas”, comentó el sacerdote. En este punto, además de curarnos, hemos sido sanados, saneados y salvados por Jesús. El sufrimiento nos tumba pero Jesus nos levanta.

Para seguir reflexionando el Padre Mateo propuso estas preguntas: En tu vida, ¿hay más dolor o sufrimiento?, ¿Ese sufrimiento o ese dolor es del presente o es del pasado?