“Transité el covid con paz y serenidad desde la oración”, dijo el médico Santiago Brito

martes, 27 de octubre de 2020

27/10/2020 –  Francisco Brito es médico pediatra y junto a su mujer y su hijo vive en la localidad salteña de Pichanal. “Nací en 1968 en Rio Seco, provincia de Tucumán, tengo 52 años. Estoy casado con Marcela Astrinaki, a quien conocí en los años de facultad en la capital tucumana. Tenemos un hijo, Santiago, de 22 años. Él estudia ciencias económicas en la Universidad Nacional de Tucumán. Mi padre que ya falleció era agricultor cañero y mi madre es ama de casa, somos 6 hermanos”, relató Pancho.

“La escuela primaria, hasta tercer grado la hice en Rio Seco, luego nos mudamos a la ciudad de Concepción, donde terminé la primaria y la secundaria. Los estudios universitarios los realicé en la capital de la provincia, en la facultad de medicina perteneciente a la Universidad Nacional de Tucumán. La especialidad en pediatría la hice en el Hospital Materno Infantil Victorio Tetamanti de Mar del Plata. Finalizada la misma por motivos de salud de mi esposa regresamos a Pichanal. De esto ya transcurrieron 18 años. Como todo comienzo fue difícil. Al principio hacia guardias en el Hospital de Orán, cuidad cabecera del departamento, y en las clínicas privadas. Un tiempo después trabajé en el Hospital de Pichanal, el cual tuve que dejar por cuestiones de salud, y en el Hospital de la obra social del Personal del Azúcar, en la cuidad de Hipólito Yrigoyen, donde sigo en la actualidad. También hago consultorio particular en Pichanal”, indicó Brito.

Con mi familia pertenecemos a la parroquia San Jorge, donde están como sacerdotes los padres Rubén Gutiérrez y Darío Billordo. Cuando nuestro hijo tuvo que emigrar por cuestiones de estudios, fue un hecho difícil para mi esposa, la cual busco consejos y acompañamientos espiritual. Situación que hizo que Santiago fuese puesto bajo la protección de la Virgen del Rosario, copatrona del pueblo. Es por esto que participamos en la organización y la realización desde hace 5 años en la fiesta de la Virgen del Rosario cada 7 de octubre.  También formamos parte del grupo de la Divina Misericordia, con quienes organizamos su fiesta. Marcela también es catequista de la capilla Virgen de Valle que pertenece a la parroquia”, agregó.

“Realmente somos una familia bendecida por Dios, siempre sentimos su presencia ante situaciones difíciles que nos tocó transitar, como fue una intervención quirúrgica el año pasado o la internación por covid este año que tuve que padecer. Todo esto lo pudimos transitarlo con paz y serenidad desde la oración, confiando en la grandeza del Señor”, dijo Francisco.

Tras superar el coronavirus, Brito agradeció la oraciones a la comunidad de Pichanal y dijo que “es dura la internación, por cuidarnos los médicos nos hemos deshumanizado”. “Soy médico de niños, los niños buscan a la mamá, acogerse a la madre, y el niño se calma, eso intenté mientras estaba internado: acogerme a los brazos de la Virgen”, expresó. “Es dura esta internación, internamos a los pacientes solos, estamos en las salas solos, ir al baño es un sacrificio enorme. Les pido sigamos rezando porque la oración sí llega“, sostuvo.

“Cuando pasó la tormenta y pasó el riesgo de muerte, decidí dar mi testimonio de fe en una misa en Pichanal. Agradecí a toda la comunidad que rezó por mí, coincidió con la novena de la Virgen del Rosario. Esto lo charlé con el padre Rubén, nuestro párroco”, añadió Pancho.

Por último, compartió esta bella oración misionera:

Oh Dulce Madre, gracias por estar a mi lado en todo momento,

sobre todo en aquellos que siento que puedo flaquear.

Gracias por enseñarme a amarte, a ti y a tu Hijo,

con un corazón puro,

y a tener confianza en que todo saldrá bien,

a través de tu intercesión por medio de la oración.

Madre mía, de mí nunca te apartes,

acompáñame siempre y guía mi caminar.

Amen