14/02/2023 – Una vez más, en el programa “el Pan Nuestro” nos acompañó el padre Héctor Espósito con el ciclo “Las Virtudes Cristianas”.
En esta oportunidad, el padre Espósito nos propuso profundizar en la reflexión sobre la alegría, y el texto que animó el encuentro es el de Filipenses 4,4-9:
“Alégrense siempre en el Señor. Insisto: ¡Alégrense! Que su amabilidad sea evidente a todos. El Señor está cerca. No se inquieten por nada; más bien, en toda ocasión, con oración y ruego, presenten sus peticiones a Dios y denle gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, cuidará sus corazones y sus pensamientos en Cristo Jesús. Por último, hermanos, consideren bien todo lo verdadero, todo lo respetable, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo digno de admiración, en fin, todo lo que sea excelente o merezca elogio. Pongan en práctica lo que de mí han aprendido, recibido y oído, y lo que han visto en mí, y el Dios de paz estará con ustedes”.
El padre Héctor recuerda la famosa frase atribuida a Santa Teresa de Ávila: “Un santo triste es un triste santo”, y nos explica que los santos son los que mas conocen el efecto de la perfecta alegría.
Por ese debemos estar atentos, ya que cuando uno se aleja de Dios comienza la depresión.
Alegría y Optimismo
Al concepto y la experiencia de la virtud de la alegría se suma el optimismo, que es la propensión que nos lleva a ver y a juzgar las cosas bajo el aspecto más favorable.
“La persona optimista es realista y parte de un supuesto básico de una situación real, no de una utopía, de ahí que sea virtud. No piensa que el médico siempre la va a curar, ni que terminará su carrera sin estudiar, ni que la vida matrimonial no tiene dificultades.
A veces cuesta entender los matices de los contratiempos que enfrentamos, pero ser optimista no es no haber fracasado nunca ni que todo nos salga como lo queremos. Ser optimista no es negar lo que puede haber de dificultoso en una situación, ni levantar castillos sobre la arena ni soñar con imposibles. Es analizar la situación difícil que tenemos adelante pero tener confianza en que podremos arremeter contra ella, sabiendo en el fondo que no estamos solos, porque nuestro Padre, que está en los cielos, no nos desamparará. Y aún nuestros seres queridos que ya se han ido intercederán por nosotros ante Dios para ayudarnos. Esta actitud, que pertenece a la virtud de la esperanza, es el sustento del optimismo.
Por eso se puede considerar el optimismo como una condición personal que permite a cada uno optimizar la situación con realismo. El desarrollo de la virtud del optimismo supone ser realista y conscientemente buscar lo positivo antes de centrarse en las dificultades. O ver lo que pueden ofrecer las dificultades en sí.”
Para cerrar la reflexión, el padre Héctor Espósito, párroco en la parroquia párroco en Nuestra Señora del Rosario, en Villa del Rosario, Córdoba, nos compartió como oración el salmo litúrgico “Hoy rompe la clausura”.
Hoy rompe la clausura del surco empedernido el grano en él hundido por nuestra mano dura; y hoy da su flor primera la rama sin pecado del árbol mutilado por nuestra mano fiera.
Hoy triunfa el buen Cordero que, en esta tierra impía, se dio con alegría por el rebaño entero; y hoy junta su extraviada majada y la conduce al sitio en que reluce la luz resucitada.
Hoy surge, viva y fuerte, segura y vencedora, la Vida que hasta ahora yacía en honda muerte; y hoy alza del olvido sin fondo y de la nada al alma rescatada y al mundo redimido. Amén.
Te invitamos a escuchar el programa completo en el audio que acompaña esta nota.