¿Vengativo yo?

lunes, 5 de septiembre de 2022
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05/09/2022 – Desde la ciudad boliviana de Santa Cruz de la Sierra, el sacerdote camilo Mateo Bautista, especialista en temas de duelo, se refirió al tema de la venganza. Tras haber expuesto sobre cómo prevenir los excesos de enojo, el padre Mateo recordó que la venganza ya está en los orígenes de la Biblia, cuando en el capítulo 4 del Génesis cuando se relata el asesinato de Abel en manos de su hermano Caín. “La venganza es un tema presente en la literatura desde que ésta existe y consiste en una reprimenda que se ejerce sobre una persona o un grupo de ellas por una acción que es percibida como mala o dañina. El sujeto que se siente afectado decide vengarse y concreta una especie de reparación por el daño. A la persona vengativa, la venganza le supone una compensación por el agravio recibido. Increíblemente, lo que busca es hacer justicia”, indicó Bautista.

“Se debe liberar la tensión que el dolor y el odio han hecho germinar en el damnificado. La venganza causa placer a quien la concreta, ya que el vengador suele estar inmerso en sentimientos de odio y rencor. Es decir, aparece como un desahogo. Cuando la venganza intenta ser ejemplificadora, que es cuando el daño que causa es mayor al daño original, se corre el riesgo de entrar a un espiral de violencia sin control. Por eso, desde la época bíblica, en el libro del Éxodo, se intentó fijar una justicia retributiva con la lex talionis o Ley del Talión, resumida en la sentencia “ojo por ojo, diente por diente”. En las sociedades modernas, la venganza no está permitida, ni tampoco se acepta la Ley del Talión. Con la fundación del Derecho, la venganza comenzó a ser considerada como un acto negativo y ruin que no colabora con el bien común y, por ende, también es motivo de condena por tomar la justicia por mano propia”, resumió el padre Mateo.

“Por eso, Jesús enseña lo siguiente en el libro de Mateo, en el capítulo 5: “Han oído que se dijo: Ojo por ojo y diente por diente. Pues Yo les digo: no resistan al mal; antes bien, al que te abofetee en la mejilla derecha ofrécele también la otra; al que quiera pleitear contigo para quitarte la túnica déjale también el manto; y al que te obligue a andar una milla vete con él dos. A quien te pida da, y al que desee que le prestes algo no le vuelvas la espalda”. Esa debe ser la actitud cristiana frente a la venganza.