Queridos Melchor, Gaspar y Baltazar:
“Les quería agradecer por haber seguido en su momento la estrella de Belén. Bien sé que debe haber sido muy difícil encontrar el camino, abandonarse en la confianza a Dios y su divina voluntad. Pero gracias a ese viaje que hicieron hace bastante tiempo ya nos dejaron las mejores enseñanzas para ponernos en camino y encontrar a Dios en nuestra vida. Enseñanzas que tienen que ver con continuar a pesar de los miedos, a dejarlo todo por conocer a Jesús. Enseñanzas que tienen que ver con vivir en comunidad, dejar las comodidades y perseverar. Animarse a seguir una luz, por más pequeñita que sea. Avanzar, siempre avanzar no detenerse y disfrutar del viaje, disfrutar de atravesar ríos y desiertos. A cuidar los regalos que tenemos para Jesús y dejárselos en su nacimiento cada año. Gracias por enseñarme a reconocer a un Gran Rey. Pero sobre todo por enseñarme el camino de la fe.
Estoy segura que siempre que alzan sus ojos ven esa estrella en el cielo. A veces las nubes la tapan pero ustedes saben que está, y es por eso que su corazón y el amor que llevan dentro los hace avanzar.
Sé muy bien que es lo que se siente encontrar un niño en un pesebre, y lo sé porque yo también encontré al niño Dios naciendo en medio de mis miserias, pero puedo asegurar que todo eso lo sé porque ustedes me mostraron el camino. Que esa alegría y ese amor que encontraron por primera vez en una noche en Belén los guíe siempre en su vida. Que esa alegría dibuje una gran rostro en sus sonrisas, y que la ternura que tuvieron con Él esa noche sea la que guíe su paso hacia Dios.
Gracias por haber vuelto por otro camino después de haber visto a Jesús bebé. Estoy segura que gracias a ese encuentro y a esa decisión hoy yo lo conozco.
Solo Dios sabe que lo único que dejamos entrar en nuestros corazones es un niño.
Los quiero hasta el cielo y gracias por guiarme en este camino.” AMÉN