Mi Padre es lento

viernes, 10 de abril de

Cuántas veces me quejé que tú eras lento,
que no llegabas nunca a la hora del encuentro,
ni traías en tu mano el cumplir de mi deseo.
Cuántas veces repetía “ya no quiero”
tu pan de cada día, pues decía que era viejo,
ni tu mano a mí ofrecida, cuando yacía ya en el suelo.
Mas ahora que te veo, perdonar mi tropezar de nuevo,
comprendo que no eres tú que no vienes,
sino yo, el que al paso de tu amor, no llego.
Que marchas así, por aguardar mis procesos,
y retrasas tu sí, enseñándome un “más luego”.
Que confías en mí, porque aprender sí puedo,
y tu gracia das allí, cuando hacer te dejo.
Señor, no dejes de seguir mi caminar tan terco,
hasta que aprenda al fin, el justo ritmo de tu paso lento.

Javier Albisu

 

Fer Gigliotti