Juan Pablo II y la Virgen de Fátima

miércoles, 13 de mayo de

Todo el Pontificado de San Juan Pablo II ha estado marcado por una fuerte presencia maternal de María bajo la advocación de Fátima

 

Esta historia de amor filial comenzó el 13 de mayo de 1981. Para esa fecha Juan Pablo II llevaba un poco más de dos años como Pontífice. Mientras paseaba en el papamóvil saludando a los miles de fieles congregados en la Plaza San Pedro, sufrió un atentado de parte del turco Alí Agca.

 

“Cuando fui alcanzado por la bala no me di cuenta en un primer momento que era el aniversario del día en que la Virgen se apareció a tres niños en Fátima”, reveló poco después el Pontífice y agregó que fue su secretario personal quien lo notó después de la operación en la que le extrajeron un proyectil del intestino.

 

Durante su convalecencia, el Papa pidió que le entreguen un informe sobre las apariciones de Fátima, que estudió en detalle hasta llegar a la conclusión que debía su vida a la amorosa intercesión de la Virgen.

 

Un año después del atentado, el 13 de mayo de 1982, Juan Pablo II viajó por primera vez a Fátima para “agradecer a la Virgen su intervención para la salvación de mi vida y el restablecimiento de mi salud”.

 

En diciembre de 1983, el Papa visitó en la cárcel al hombre que intentó matarlo. El mismo Alí Agca habló de Fátima. “¿Por qué no murió? Yo sé que apunté el arma como debía y sé que la bala era devastante y mortal. ¿por qué entonces no murió? ¿por qué todos hablan de Fátima?”

 

Un año más tarde, Juan Pablo II formalizó su devoción y agradecimiento a la Virgen donando al santuario de Fátima la bala que le extrajeron, la misma que desde 1984 está engarzada en la aureola de la corona de la imagen mariana que preside el santuario.

 

Asimismo, donó la faja blanca que llevaba el día del atentado al santuario polaco de Jasna Gora, cuya Virgen es venerada desde hace siglos por sus compatriotas como símbolo de la unidad nacional.

 

En 1991 el Santo Padre regresó al santuario, donde afirmó que “la Virgen me regaló otros diez años de vida”. En más de una ocasión ha señalado que considera todos sus años de Pontificado posteriores al atentado como un regalo de la Divina Providencia a través de la intercesión de la Virgen de Fátima.

 

El Papa también se ha referido a los dos mensajes conocidos de la Virgen de Fátima y en su visita de 1982, Juan Pablo II consagró solemnemente el mundo entero al corazón inmaculado de María, siguiendo una de las recomendaciones dadas por la Virgen a los pastorcitos.

 

Tras un encuentro con la hermana Lucía, la tercera vidente y única sobreviviente de Fátima, Juan Pablo II repitió la consagración dos años más tarde, luego de escribir una carta a los obispos de los cinco continentes para que se unieran a la celebración.

 

Sobre el tercer secreto no revelado de Fátima se han hecho múltiples especulaciones. El Santo Padre, conocedor del mismo, ha escrito al respecto que “Cristo triunfará a través de Ella, porque quiere que las victorias de la Iglesia en el mundo contemporáneo y en el futuro estén unidas a ella”.

 

 

Fuente: Aciprensa

 

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