Déjame fundir mi historia en tu Corazóncon toda su carga de debilidad,y entregar a tu misericordia lo que tu amor dejó atrás.
Déjame fundir mis ojos en tu Corazónhasta mirar reconciliado mi propia realidad.Déjame fundir mis oídos en tu Corazónhasta escuchar lo que jamás imaginaronque podías y querías pronunciar:“Yo te perdono; quédate en paz”.
Déjame fundir mi boca en tu Corazónhasta aprender en el silencio a decir: “papá”.Déjame fundir mi rostro en tu Corazón,hasta encontrar del niño aquel asombrocon que un día me acercaba hasta tu altar.
Y si ves que a las puertas de fundirme,mi miedo me detiene y te dice: “¡Basta ya!”,que tu mano en mi cabeza, me responda:“Tan sólo, déjate amar”.
Javier Albisu s.j