Un noviazgo (a distancia) con Jesús

martes, 19 de mayo de
image_pdfimage_print

Mi novia y yo estamos de novios hace poco más de medio año. Vivimos a 10.000km de distancia, y solo nos vimos dos veces desde que nos conocimos. Porque sí, nos conocimos a 10.000km gracias a una foto de una Biblia en esa red social de fotitos que usamos casi todos. Y, en ambas veces, fuimos a misa a recibir a Cristo Sacramentado y darle gracias.

Lo que nos acercó, en primera instancia, fue la foto de una Biblia. Y, más tarde, las eternas charlas por Skype sobre lo que más nos importaba: Dios. Él resumía todo lo que queríamos para nuestra vida. Él se mostraba como el punto de relación más fuerte, aun a 10.000km de distancia.
Fue así que, cada uno poniéndolo en oración por su lado, llegamos al noviazgo, el cual lo entendemos como el camino de preparación para el matrimonio (¿de qué otra forma, si no?). Dios fue marcando de a poco el camino y mostrándonos que hoy nos quiere juntos.

Fuimos armando (y seguimos armando) un proyecto juntos que, con Cristo presente en el medio, ilumina cada rincón de nuestra vida.

El mejor regalo que nos dio Dios como pareja, fue el de poder amarnos tal cual somos. Ser partícipes de ese amor gratuito que da Él y que si bien eso no garantiza que surjan complicaciones, volver la mirada a Jesús y a María con ese amor, cambia todo.

Aprendimos a lanzarnos, juntos, a las manos de Dios… porque Él hace que todo sea como el quiere que sea. Y si Dios lo quiere, ¿qué más pedir? Su voluntad, aún a veces difícil de aceptar, tiene que ser la manera en que todo noviazgo crezca.

Estamos lejos de la santidad. Estamos llenos de errores y carencias. Pero todo eso no quita ni un poco la voluntad de ser tener un noviazgo en santidad. Un noviazgo en el que nuestro amor sea reflejo del Amor de Dios. Un noviazgo entregado al servicio del otro y de los demás.

Jamás hay que olvidarse de rezar. Menos, aun, de rezar juntos. Porque incluso vía videollamada, hablar juntos con Dios, le da vida a la relación. Es su base, es su fundamento… porque donde Cristo está presente, todo toma otro color. Incluso un noviazgo a distancia.

 

Francisco Orioli