“Recuerdo ahora la pregunta que -con ingenuidad y hondura al mismo tiempo- se plantea Santo Tomás en su Suma teológica: ¿Para la bienaventuranza eterna se requiere la sociedad de los amigos? Es decir: ¿Habría cielo sin ellos? La respuesta del santo de Aquino es aún más conmovedora: «Para la felicidad perfecta en el cielo no es necesariamente requerida la compañía de los amigos, puesto que el hombre encuentra en Dios la plenitud de su perfección; pero algo hace esa compañía para el bienestar de la felicidad.»
Traducido a nuestro lenguaje de hoy, diríamos que los amigos -incluso en la otra vida- serán necesarios para la «buena com- postura» del cielo, su compañía Será como «el aderezo necesario de la gloria». Esa gloria que fray Luis de Granada interpretaba como una gozosa e interminable tertulia con Dios y con los amigos en torno a él.
La amistad -ya lo veis- tiene un alto puesto incluso en la mejor teología. Felices los que saben vivirla y cultivarla.”
J.L.Martín Descalzo