Una historia de solidaridad, dignidad y trabajo

En la red social de Facebook una vez más un mensaje conmovedor logra viralizar una historia de vida, superación y solidaridad

 

Juan Pablo Rodríguez, de profesión tatuador y creador de Un Tatuaje por una Sonrisa, una fan page en la que lleva adelante distintas tareas para ayudar a los más necesitados, compartió un mensaje en donde contaba la historia de Rodrigo, un joven de 15 años 

 

En ese post, Juan cuenta la historia de Rodrigo, quien hace casi dos años atrás llegó al local de Juan Pablo con sus dos hermanos pidiendo plata para llevar a su casa.

 

 

Rodriguez así nos relata la historia de este joven que descubrió el valor de la dignidad del trabajo:

 

“(…)Este es Rodrigo, hoy ya tiene 15 años. Él vino hace un año más o menos al local junto a su hermano de unos 6 años y su primo de 8. Pasó un día pidiendo una moneda y le dí unos pesos, vino a los dos dias de vuelta, me volvió a pedir y le volví a dar. A los 4 o 5 días volvieron a venir y ahí no les dí.

 

Lo que hice fue preguntarle por qué andaban hasta tan tarde pidiendo y no estudiando y me contaron que ellos tienen 8 hermanitos y la mama es sola. Tambien me contaron que ellos estudian a la mañana, o sea,van al colegio. Viene al medio, almuerzan, hacen las tareas y después salen a pedir para poder ayudar a la mamá.

 

Entonces, yo les propuse algo. Les pregunté si en vez de pedir, no les gustaría ganarse esa moneda que ellos mendigan todos los días. Y Rodrigo en ese momento, mal puesto, mal vestido, y con una cara angelical como esta de la foto pero con la diferencia que en ese momento el era totalmente tímido y retraído. Me asintió con la cabeza y me dijo que sí.

 

Calculo que en ese momento él estaba así porque por más que sea un niño, no creo que a nadie le guste salir a mendigar, no creo que porque más que sea un niño no tenga derecho a aprender a pescar.

 

Entonces, cerré el negocio y me fuí con él al local de limpieza de la esquina y le compré un balde, un limpiavidrios, líquido para los vidrios, una rejilla y le prohibí que se ponga en las esquinas. Le dije que con eso, él venga a mi local 2 veces a la semana a limpiarme las vidrieras que yo le iba a pagar y que iba a hablar con los locales de la cuadra para que también le paguen por su trabajo.

 

Hoy hace mas de un año que Rodrigo viene al local una o dos veces a la semana a limpiar. Le limpia las vidrieras a más de 20 locales en la ruta y ademas le limpia el taller mecánico a un amigo mío.

 

Hoy, Rodrigo ya no tiene esa mirada triste, temerosa, tímida. Hoy, Rodrigo anda todas las tardes o casi todas limpiando las vidrieras de la ruta y lleva con muchísima dignidad la ayuda a su mamá.

 

Yo creo que los niños deberían estar jugando y estudiando, pero no todos los niños del mundo tienen la dicha y la suerte de poder crecer con esa vida y esos placeres de niños, como quizás muchos de nosotros les hemos podido dar a nuestros hijos.

 

Mi pensamiento, errado o no, es que si Rodriguito se levanta, se va al cole, viene, almuerza, hace las tareas y de ahí sale a mendigar para poder llevarle ayuda a la mamá, yo, vos, todos nosotros podríamos tratar de inculcarle a Rodrigo o a cualquier persona la dignidad del trabajo y ganarse el respeto de la gente y que aprenda de chico que puede ganarse la moneda y no salir a mendigar.”

 

A continuación te acercamos el post completo de Juan Pablo en Facebook.

 

 

 

 

Oleada Joven