03/09/2015 – La imagen de un niño de 3 años muerto en una playa ha retratado el drama de los refugiados que buscan conseguir asilo como única huída de la guerra que asola a sus países. En este caso, se trata de Aylan Kurdi, quien junto a otras 12 personas buscaban huir de Siria en una embarcación intentando alcanzar la Isla Griego de Kos.
El pequeño, cuyo cadáver se localizó este miércoles en la playa turca de Bodrum, pertenecía a una familia que residía en la ciudad kurda de Kobani, norte de Siria, un territorio que ha estado bajo el dominio del terror del Estado Islámico.
En diálogo con Radio María, el P. Gaetán Caballa, sacerdote de Ruanda, quien desarrolla su servicio Pastoral en República Centroafricana y hoy se encuentra realizando un doctorado en España, comentó que “nadie piensa que va a morir cuando huye”.
“La foto del niño Aylán, levanta el sentimiento de indignidad y despierta compasión porque representa lo mas sencillo, lo más inocente y lo más frágil de la humanidad. Ese niño de 3 años que muere en la playa intentado huir y dicen que también murió su hermano mayor y su madre.
Estamos ante un drama humano al que la humanidad todavía no ha conseguido enfrentarse, que es el drama de la inmigración. Detrás de la inmigración está el drama de la violencia y de la guerra, el drama de la pobreza y de la desigualdad en el mundo y eso es la causa de todo esto”.
“Yo solamente se que cuando alguien decide salir de su país para ir a lo desconocido, en estas circunstancias, es que ya ha vivido una situación insoportable” comentó el sacerdote quien vivió esa experiencia en carne propia intentando huir del genocidio de Ruanda en 1994. “Crucé también la frontera en esas circunstancias sin saber hacia dónde iba, y de ahí seguí cruzando fronteras hasta llegar a la República Centroafricana. ¿Por qué? Porque atrás había bombas y temía que alguna cayera sobre mí o que hubiera algún ajuste de cuentas. Es decir, el miedo a la muerte” relató.
“Supongo que esta gente ha vivido tal violencia y situación extrema que ha llegado a la conclusión de que debe salir de su país, lo que implica desesperación y que la situación ya es importante” agregó el sacerdote africano, sensiblemente conmovido.
El sacerdote denunció que el mundo se conmueve pero no aparecen las soluciones: “El problema es que todo el mundo está convulsionado pero nadie está hablando de tratar el problema de base. La causa es la guerra, es la violencia, la desigualdad, el tráfico de armas, son los intereses políticos, económicos y estratégicos que hay en esos países. De momento nadie dijo como trabajar con eso“
El 27 de agosto, países de los Balcanes se reunieron para ver cómo dar pasos ante la crisis inmigratoria. Ante ésto, dijo que “de momento todas esas reuniones, al menos lo que nos dicen los medios de comunicación y los comunicados oficiales, atacan sencillamente el efecto, es decir, están diciendo que habría que abrir las puertas para recibir a los inmigrantes. Luego en la Unión Europea están viendo cómo pueden repartirse los migrantes para que el efecto del desequilibrio social no sea tan fuerte y eso me parece muy bueno. El problema es que no están estudiando cómo acabar con la guerra en Siria, como terminar la guerra en Irak, como pacificar una zona como Libia. La situación de éstos países es tan complicada que nadie ve una solución realmente práctica”.
Además denunció otros intereses que se mueven detrás de éstos enfrentamientos: “Casi siempre que hay una guerra en un país, detrás hay todo un tráfico de armas, hay un programa de intereses económicos geo-estratégicos de los países potentes. La República Centroafricana, por ejemplo, no tiene fábrica de armas, por ende todas las armas, las granadas, los gases, las municiones están fabricadas en Europa, es decir, alguien hace un abastecimiento de armas en ese país a cambio de minerales, de algún interés político geo-estratégico en el futuro, etc Seguro que detrás siempre hay un país como Estados Unidos, Francia o Inglaterra que van guiando los hilos.
Hacia el final comentó con crudeza que “no podemos tolerar que una parte de la humanidad que está en la miseria, la desigualdad y la miseria pensando que esa parte se quedará ahí. Habrá un momento que infectará a todo el cuerpo y eso es lo que estamos viviendo ahora. Esta gente no puede quedar ahí, acabarán cruzando las fronteras y no habrá barreras que puedan impedirlo”.
Fuente: Radio María Argentina