Busco tus ojos Madre

domingo, 18 de octubre de
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En el medio de esa paz, escuchaba tu voz y nada me podía turbar. Sentí todo ese tiempo en que fuimos uno, cada sensación y cada sentimiento, y lo hice mío. Susurrabas aquélla canción de cuna con un dulzura inexplicable. Y cuando el momento de vernos cara a cara llego, vi tus lágrimas de felicidad y el calor de tus besos me dio todo lo que en ese momento necesitaba y son junto con tus abrazos, mi bálsamo cada vez que caigo.

 

Desde dónde esté busco tus ojos, busco tu mirada y encuentro el resumen de todo. Inexplicable sentimiento que crece en mi y que no puedo definir, en derrotas y en victorias, en caídas y cada vez que me levanto afligido y cansado, busco tus ojos Madre, busco tu consuelo en ese mirar, busco la fortaleza para poder ofrecer mi mejilla y seguir. Busco en esos ojos el destello de luz en medio de mi oscuridad, de mis penas. Busco en esas lágrimas de felicidad el orgullo de ser tu hijo, la paz de saberme amado. Busco el aroma de tu piel porque aunque crezca y ya no me acobijes en tus brazos, tu aroma me recuerda que entre tus brazos, -de niño y de grande-, es el mejor lugar donde puedo estar. El tesoro mas grande e incalculable de todo hombre se encuentra en la riqueza de esa mirada y en esa palabra que resume todo el amor. Déjame ser tu niño toda mi vida y acúname en tus brazos, mas no dejes de mirarme nunca desde aquí y desde allá, que esa mirada de amor es todo lo que necesito para sentirnos uno como aquéllos meses en que nuestros corazones latían a la par y eran la melodía más sublime, el sonido de la vida.

 

María Fernanda Chemes

 

Fer Gigliotti