Dulce María

domingo, 18 de octubre de
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Dulce María, bella madre preciosa,  ven a guardarme en tu manto. Madre divina, levántame en mis días grises, donde la lluvia se hace llanto de desolación. Mami hermosa, permítame llorar en tus brazos, vos que sabes de dolores, vos que viviste en carne propia el dolor más grande que una madre puede sufrir, ayúdame a sanar mis heridas más profundas, más dolorosas, esas que solo provocan tristeza y desconsuelo en mi corazón.

 

Como  no admirarte madre, como no sonreír ante tu presencia, si no me juzgas por mis errores, si dejas que me perdonen, si vos mismo me disculpas.
Como no gozarme ante esa mirada de ternura, esa paz que tus ojos irradian. Como no querer abrazarte eternamente si eres mi ejemplo de fortaleza, me conoces como pocos, y sabes que soy frágil, que puedo caer, y ahí estas, con tu manto lleno de santidad velando por mi seguridad.

 

Sos aquella que me busca cuando me pierdo, sos quien me regresa a tu falda. Sos quien me socorre en esos días donde la oscuridad me quiere vencer y las noches se me hacen largas. Sos quien me escucha sin parar, la que me susurra en el oído para que del camino no me vaya.

 

Mi reina del cielo, adornada de santidad, doncella preciosa. Dulce mujer eres aquella inmaculada que al levantarme veo vestida de sol y con la luna bajo tus pies, mostrando tu seguridad en la quiero sumergirme, en la que estoy protegido, de la que no me quiero separar.
Acógeme siempre en ese vientre de amor, no me sueltes nunca María, no me dejes ir de tus brazos, de tus mimos, de tu sonrisa, de tu frescura, de tu caridad, de tu ternura, simplemente  no me dejes separar nunca del lazo materno que me une a vos, unión que Dios quiso regalarme por toda la eternidad.

 

Te llamo mamá, porque lejos no estas, no importa si es en la tierra o en el cielo dónde te encuentro, si es de día o de noche da igual, nada más cerca que vos en mi vida, y aunque no pueda verte, tu presencia haces notar, tu perfume de rosa fiel puedo sentir, perfume que significa amor eterno de madre, y yo sé que te amo, y sé que me amas mamá.
Como no armarte si llevaste nueve meses en tu vientre a mi salvador, como no amarte si pasa el tiempo y sigues llenándome de amor, bendita tu eres entre todas las mujeres, bendito el fruto de tu vientre Jesús.

Madre no me dejes caer, de tu mano no me separé, a tu lado siempre iré, vive en mí, no permitas que de tu regazo escape, es el lugar donde a Jesús voy a encontrar, es el lugar donde sé que están los pies de tu hijo amado y allí donde descansaré.

 

Maxi Toniollo

 

Fer Gigliotti