Señor Dios, Padre Celestial:
la mies es mucha y los obreros pocos.
Envía obreros para tu mies.
Envíanos muchos y santos evangelizadores
que anuncien tus mensajes a todas las gentes.
Recibe nuestro agradecimiento por
las vocaciones que por medio de ti,
de tu Espíritu Santo, regalas continuamente a tu Iglesia.
Te suplicamos que llenes de santidad
a los sacerdotes y misioneros,
a las personas consagradas en
la vida religiosa y a los apóstoles y laicos.
Concede fortaleza y perseverancia
en su vocación a quienes se preparan
al sacerdocio o a la vida religiosa.
Vuelve también hoy tu mirada hacia la juventud
e invítala a seguirte, y concédele prontitud
y generosidad para escucharte.
Y la fuerza de dejarlo todo para seguir tu llamada.
Perdona la no correspondencia y las infidelidades
de aquellos que has escogido.
Te lo suplicamos en el nombre
de Jesucristo Nuestro Señor.
Amén.
San Juan Pablo II