Como busca la cierva corrientes de agua,así mi alma te buscaa ti, Dios mío;
tiene sed de Dios,del Dios vivo:¿cuándo entraré a verel rostro de Dios?
Las lágrimas son mi pan noche y día,mientras todo el día me repiten:«¿Dónde está tu Dios?»
Recuerdo otros tiempos,y desahogo mi alma conmigo:cómo marchaba a la cabeza del grupo,hacia la casa de Dios,entre cantos de júbilo y alabanza,en el bullicio de la fiesta.
¿Por qué te acongojas, alma mía,por qué te me turbas?Espera en Dios, que volverás a alabarlo:«Salud de mi rostro, Dios mío».
Salmo 41