Miércoles Santo: El precio de una traición

miércoles, 23 de marzo de
image_pdfimage_print

MIERCOLES SANTO

 

El precio de una traición

 

Mateo 26, 14-25

 

“¿Acaso soy yo, Señor?”

 

 

El evangelio de hoy enfatiza el tema de la traición de Judas, según la versión del evangelista Mateo.

 

También aquí en tres escenas seguidas aparece la progresiva entrada en la Pasión:

 

– El pacto comercial de Judas con los sumos sacerdotes para realizar la entrega de Jesús

 

– La preparación de la cena pascual

 

– El comienzo de la cena, en cuyo contexto Jesús desvela la identidad del traidor

 

 

El pacto entre Judas y los sumos sacerdotes le da impulso al macabro plan que llevará al arresto de Jesús y finalmente a su muerte. 

 

Todo empieza con un fuerte contraste. Según Mateo, justo en el momento en que la mujer unge con amor el cuerpo de Jesús, Judas Iscariote parte donde los sumos sacerdotes con el fin contratar la traición de Jesús.

Con la anotación “uno de los Doce” se pone en evidencia el escándalo.
Mateo muestra el lado oscuro del seguimiento de Jesús, el traidor potencial en que puede transformarse todo creyente que se encuentre frente a un momento crítico.

 

En el diálogo de Judas con los sumos sacerdotes se denuncia que el dinero era una de las motivaciones de la traición: “¿Qué queréis darme, y yo os lo entregaré?” se da un ejemplo concreto del poder corruptor de la riqueza. Precisamente sobre este punto los discípulos habían sido instruidos en el Sermón de la Montaña. Una ilustración de la importancia del tema para el discipulado fue la escena del joven rico y las palabras de Jesús que le siguieron. Por lo tanto, los discípulos no deben andar preocupados por los bienes materiales, ante todo deben buscar “primero su Reino y su justicia”.

 

La avidez de Judas por el dinero lo lleva a abandonar el único tesoro por el cual valía la pena dar la vida. Así, guiado por sus propias motivaciones, Judas toma una decisión libre: rechaza el Evangelio y escoge el dinero; esta mala elección lo conducirá a un destino terrible.

 

Recibe en contraparte “treinta monedas” Se evoca así un texto de Zacarías que dice: “Si os parece bien, dadme mi jornal; si no, dejadlo’. Ellos pesaron mi jornal: treinta monedas de plata” (Zc 11,12). Según Éxodo 21,32, éste es el precio de un esclavo. En el texto de Zacarías se indica que se trata de una suma mezquina que se volverá a colocar en el tesoro del Templo. Detrás de todo está la convicción fundamental de Mateo: la traición de Judas y su muerte parecen ser el triunfo del mal, mientras que misteriosamente hacen parte del gran designio de la salvación de Dios, ya que la Palabra de Dios se está realizando.

Judas sigue dando los pasos necesarios para consumar su traición: “andaba buscando una oportunidad para entregarle”. La “oportunidad” que aquí se habla tiene que ver con la frase que Jesús va a decir más adelante: “Mi tiempo está cerca”. Casi irónicamente Jesús y Judas buscan el mismo “tiempo”: la entrega del Hijo del hombre en las manos de los pecadores. Judas lo hace para ganarse treinta monedas de plata, mientras que Jesús lo hace para dar la vida por la salvación de la humanidad.

 

 

Por otro lado la preparación de la cena. El evangelio se concentra en las palabras decididas de Jesús y en la obediencia inmediata de los discípulos. Hay un fuerte sentido de autoridad en las palabras de Jesús: “En tu casa voy a celebrar la Pascua con mis discípulos”.

 

El sol se acaba de ocultar y comienza el ritual de la cena pascual. Se trata de una fiesta de alegría, pero para Jesús y sus discípulos el momento solemne del banquete resulta inserto en un doloroso contexto de traición. El evangelista hace sonar enseguida la nota aguda de la Pasión: “Uno de de vosotros me entregará”.

 

En el relato, la tensión va aumentando poco a poco hasta que revienta la confrontación final entre Jesús y Judas en el versículo final (26,25):

 

–        Cuando los discípulos escuchan la profecía tremenda de Jesús, se llenan de miedo y comienzan a preguntar: “¿Acaso soy yo, Señor?”.  La indicación “uno por uno” invita al lector a hacerse la misma pregunta.

 

–        Cuando Judas hace la pregunta, el evangelista cambia la palabra “Señor” (que habían dicho los anteriores) por la palabra “Rabbí” (término que en Mateo tiene un matiz negativo). Se pone en evidencia el contraste entre las palabras de Judas y la fe absoluta y confiada de los otros discípulos en Jesús. Llamándolo “Rabbí”, Judas se dirige a Jesús como lo hacían los enemigos, sin reconocer la verdadera identidad de su Maestro.

Así emerge el rostro del traidor.  En su pregunta hipócrita Judas aparece definitivamente como un discípulo perdido. Sus palabras revelan su voluntad de hacer eliminar a Jesús y destruir así el sentido profundo de su propia vida. La respuesta final de Jesús no hará sino confirmar lo que proviene de su libre decisión.

 

 

 

 

 

 

 

Fuente: “P. Fidel Oñoro, CEBIPAL publicación diaria de la Lectio Divina de Semana Santa”

 

 

Ivanna Cuello