Evangelio según San Juan 3,16-21

lunes, 4 de abril de
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Sí, Dios amó tanto al mundo, que entregó a su Hijo único para que todo el que cree en él no muera, sino que tenga Vida eterna. Porque Dios no envió a su Hijo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él.»

 

El que cree en él, no es condenado; el que no cree, ya está condenado, porque no ha creído en el nombre del Hijo único de Dios.

 

En esto consiste el juicio: la luz vino al mundo, y los hombres prefirieron las tinieblas a la luz, porque sus obras eran malas.

 

Todo el que obra mal odia la luz y no se acerca a ella, por temor de que sus obras sean descubiertas. En cambio, el que obra conforme a la verdad se acerca a la luz, para que se ponga de manifiesto que sus obras han sido hechas en Dios.

 

 

Palabra de Dios

 

 

 


Monseñor Fernando Maletti Obispo de la Diócesis de Merlo – Moreno

 

 

El Evangelio de hoy Juan capitulo 3-16:21 nos habla precisamente del que obra conforme a la verdad se acerca a la luz. Nicodemo que fue de noche hasta Jesús estaba buscando algo, todavía no veía claro pero al acercarse a Jesús se acercaba a la luz y a la verdad. A quienes tienen esa inquietud en el corazón, a quienes buscan con sinceridad la verdad, Dios no los deja sin respuesta. Él hace resplandecer su rostro porque la Pascua, que seguimos celebrando en estas semanas es una creación nueva, Cristo resucitado es el hombre nuevo, el nuevo Adan, la perfeccion consumada, la belleza inigualable, el principio y el fin de la creación, el alfa y el omega.

 

Ahora todo tiene que empezar y ser nuevo como fue en la noche de la vigilia pascual, el agua, el fuego, el aceite, el vino, el pan. Pasua es como volver al Paraíso y por eso en este tiempo pascual continuemos o empezemos, si no hemos comenzado, a renovarnos y a embellecernos hasta que aparezca en nosotros la imagen de Jesucristo que es la nueva humanidad.

 

Lo qe quizo cambiar al mundo no fue una gran revolución, una batalla decisiva, una ley nueva, una prolongación de derechos o un descubrimiento o invento de la ciencia, lo que cambio al mundo fue el crucificado. La cruz es el fin del mundo, el fin de la mentira, de la violencia, de la injusticia, este es el verdadero terremoto que se produjo a la muerte de Jesús.

 

Un terremoto, diríamos, de valores. La muerte fue vencida y por eso se abrieron los sepulcros y el velo del templo se rasgo, porque la divinidad abrió sus puertas de par en par, son signos de algo que acaba y de algo que se inaugura.

 

En la Cruz fue aplastda la serpiente y de la Cruz se abren otras fuentes, la de la gracia y la del Espiritu.

 

Por eso, queridos hermanos, que en cada comunidad, que en cada pueblo creyente, que en toda la Iglesia en general escribamos las paginas de la limpieza, de modo que, nuestras comunidades sean como el Papa Francisco nos pide, un modelo a seguir. Por eso los apóstoles son los primeros que dan testimonio de la resurrección, los primeros discípulos y grupos de creyentes son admirables por su libertad y valentía, por la limpieza de su vida, por su generosidad y calidad, por su comun unión.

 

Ojalá hoy todos aquellos que andan en búsqueda, pueda encontrar en nuestras comunidades ejemplos que los animen a vivir la Fe. Porque nuestras comunidades son orantes, fraternas y misioneras, porque nuestras comunidades son modelo de vida en el amor, porque en nuestras comunidades se destierra todo aquello que nos aparta de Jesús y abrazamos precisamente la Fe en Cristo resucitado vivida y practicada.

 

Que Dios los bendiga a todos ustedes.

 

 

Fuente: Radio María Argentina

 

Radio Maria Argentina