Confía. Porque Dios siempre va a querer lo mejor para vos. Porque Él no te va a pedir llevar más de lo que puedas sobrellevar. Porque como cristianos la actitud que nos debería definir es una plena confianza en lo que Dios quiere para nosotros. Eso es tener fe, y eso es ser indiferente. Buscar lo que Dios quiere para cada uno y confiar que lo que él nos da es lo que necesito por ahora.
Confiar en Dios es un ejercicio que nos libera. Porque nos permite depositar en sus manos nuestras vidas, con sus dificultades y problemas. No porque los queremos evadir, sino porque los asumimos sin que se conviertan en la última palabra. Sino que reconocemos que el camino sigue, que la esperanza no se extingue y que finalmente Dios nos invita a levantar la frente y continuar hacia adelante.
Por eso confía plenamente. Confía que con toda seguridad Dios tiene grandes planes para ti, y está guardando un gran proyecto en tu vida. Una llamada, un encuentro, un abrazo
Fuente: Espiritualidad Ignaciana