Evangelio según San Lucas 2, 41-51

jueves, 2 de junio de
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Los padres de Jesús iban todos los años a Jerusalén en la fiesta de la Pascua. Cuando el niño cumplió doce años, subieron como de costumbre, y acabada la fiesta, María y José regresaron, pero Jesús permaneció en Jerusalén sin que ellos se dieran cuenta.

 

Creyendo que estaba en la caravana, caminaron todo un día y después comenzaron a buscarlo entre los parientes y conocidos. Como no lo encontraron, volvieron a Jerusalén en busca de él.

 

Al tercer día, lo hallaron en el Templo en medio de los doctores de la Ley, escuchándolos y haciéndoles preguntas. Y todos los que lo oían estaban asombrados de su inteligencia y sus respuestas.

 

Al verlo, sus padres quedaron maravillados y su madre le dijo: “Hijo mío, ¿por qué nos has hecho esto? Piensa que tu padre y yo te buscábamos angustiados”. Jesús les respondió: “¿Por qué me buscaban? ¿No sabían que yo debo ocuparme de los asuntos de mi Padre?”. Ellos no entendieron lo que les decía. El regresó con sus padres a Nazaret y vivía sujeto a ellos. Su madre conservaba estas cosas en su corazón.

 

 

Palabra de Dios

 

 

 

 

 


P. Gustavo Gatto Asesor de la Pastoral Juvenil de la Diócesis de Villa María

 

 

 

Hoy celebramos la fiesta del Corazón Inmaculado de María.  Y el evangelio nos presenta el episodio de José y María buscando a Jesús y encontrandolo en el templo enseñando a los doctores de la ley.

Nos presenta a María como aquella que se preocupa, que cuida que busca, que tiene un corazón atento y corazón que sabe guardar en el lo que no entiende, un corazón que discierne, un corazón abierto al misterio, es el corazón profundo de María. Esta es la Madre que Jesús nos ha regalado.

 

Una Madre que nos cuida cuando nos perdemos, una Madre que nos invita a que nosotros también podamos abrirnos al misterio de aquello que en nuestra vida no resulta comprensible en un primer momento. Guardar en el corazón y meditar los acontecimientos

 

 

 

Radio Maria Argentina