Jesús dijo a sus discípulos: No acumulen tesoros en la tierra, donde la polilla y la herrumbre los consumen, y los ladrones perforan las paredes y los roban.
Acumulen, en cambio, tesoros en el cielo, donde no hay polilla ni herrumbre que los consuma, ni ladrones que perforen y roben. Allí donde esté tu tesoro, estará también tu corazón.
La lámpara del cuerpo es el ojo. Si el ojo está sano, todo el cuerpo estará iluminado. Pero si el ojo está enfermo, todo el cuerpo estará en tinieblas. Si la luz que hay en ti se oscurece, ¡cuánta oscuridad habrá!
Palabra de Dios
P. Nicolás Retes Sacerdote de la Arquidiócesis de Buenos Aires
Queridos amigos de oleada joven, el evangelio de este viernes 17 de junio nos presenta la importancia de poner nuestra confianza solo en Dios, de allí que nos diga que es necesario no acumular : “no acumulen nada en la tierra”, en todo caso la excepción sería acumular buenas obras, que es lo que nos va a llevar al cielo, pero después todas estas seguridades humanas de nada sirven, al contrario, nos alejan de Dios porque hacen que nos quedemos pensando en ellas: posesiones, dinero, poder, títulos… todas estas cosas que pueden ser acumuladas en el fondo nos distraen, nos hacen perder el tiempo, nos alejan del verdadero camino a Jesús.
“Allí donde esté tu tesoro estará también tu corazón” nos dice Jesús. Qué importante es ver cómo está nuestro corazón, que cosas hay en él, qué es valioso para nosotros hoy, en este momento.
Pidamosle entonces a Jesús realmente tener un corazón transparente a la gracia de Dios, un corazón que realmente pueda llenarse de ese amor de Dios para contagiarlo, para darlo, para entregarlo a los demás.