Santa Teresa de Ávila, fue una gran escritora rasgo muy poco común entre las mujeres de su época. A su gran legado como fundadora de las Carmelitas Descalzas y de cientos de Monasterios se le suma una pluma admirable. Entre sus numerosos poemas encontramos estos sobre Jesús Crucificado.
Cruz, descanso sabroso… Cruz, descanso sabroso de mi vida vos seáis la bienvenida. Oh bandera, en cuyo amparo el más flaco será fuerte, oh vida de nuestra muerte, qué bien la has resucitado; al león has amansado, Pues por ti perdió la vida: vos seáis la bienvenida. Quien no os ama está cautivo y ajeno de libertad; quien a vos quiere allegar no tendrá en nada desvío. Oh dichoso poderío, donde el mal no halla cabida, vos seáis la bienvenida. Vos fuisteis la libertad de nuestro gran cautiverio; por vos se reparó mi mal con tan costoso remedio; para con Dios fuiste medio de alegría conseguida: vos seáis la bienvenida.
En la Cruz está la vida
En la cruz está la vida y el consuelo, y ella sola es el camino para el cielo. En la cruz está «el Señor de cielo y tierra», y el gozar de mucha paz, aunque haya guerra. Todos los males destierra en este suelo, y ella sola es el camino para el cielo. De la cruz dice la Esposa a su Querido que es una «palma preciosa» donde ha subido, y su fruto le ha sabido a Dios del cielo, y ella sola es el camino para el cielo. Es una «oliva preciosa» la santa cruz que con su aceite nos unta y nos da luz. Alma mía, toma la cruz con gran consuelo, que ella sola es el camino para el cielo. Es la cruz el «árbol verde y deseado» de la Esposa, que a su sombra se ha sentado para gozar de su Amado, el Rey del cielo, y ella sola es el camino para el cielo. El alma que a Dios está toda rendida, y muy de veras del mundo desasida, la cruz le es «árbol de vida» y de consuelo, y un camino deleitoso para el cielo. Después que se puso en cruz el Salvador, en la cruz está «la gloria y el honor», y en el padecer dolor vida y consuelo, y el camino más seguro para el cielo.
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