Hacer de la amistad un apostolado

martes, 19 de julio de
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Es bien concreto el dicho del libro de Eclesiastés “quien encuentra un amigo ha encontrado un tesoro”. Y más en tiempos en donde tenemos incontables oportunidades y medios para comunicarnos, pero tantos están tan solos.

Y la soledad no es algo que aqueje sólo a los ancianos, o a personas hurañas,inadaptadaso a quienes viven alejados del mundo. La soledad la encontramos también (y quizás sobretodo) en los jóvenes. Incluso se puede sufrir de soledad en medio de mucha gente, en las aulas de los colegios y de las universidades, en las calles de los barrios y hasta en las noches de boliches. No es una cuestión de número de personas con quienes se comparte un espacio, sino de afectos que están y viven en el corazón.

¿Y si nuestro apostolado fuera el de la amistad? ¿Si nuestro servicio a Dios y a los hermanos fuerasencillamente, el hermoso regalo de ser amigos de quienes no los tienen?. Sería un llamado a amar y a ser amados, porque como dice José Luis Martín Descalzouna verdadera amistad es sólo la que enriquece a los dos amigos, aquella en la que el uno y el otro dan lo que tienen, lo que hacen y, sobre todo, lo que son.

¡Qué alegría recibir el llamado a ser amigos, amigos al estilo de Jesús, compañeros de camino parareír con el que ríe y llorar con los que lloran, y como San Pablo, hacerse uno con todos con tal de ganar a algunos para el reino (1 Cor 9, 22). Un servicio en donde el objetivo fuera estar cerca, compartir, hacer sentir al otro querido y desde esa experiencia de amor despertar lo mejor que nuestro amigo tiene dentro.

Charles de Foucauld se nos adelantó y tomó como suyo el apostolado de la amistad, yendo como misionero al Sahara Occidental, tierra de conflictos donde nadie quería ir. Llegó a ser conocido como elhermano universal. Él decía de mismo:La imitación es inseparable del amor. Cualquier persona que ama quiere imitar (lo amado), es el secreto de mi vida. () Me sentí llamado a ir a las ovejas perdidas, a las almas más abandonadas con el fin de realizar con ellas el deber de amar.

En una carta a Joseph Hours, escribía Charles de Foucauld:

¡Todo cristiano debe pues ser apóstol! Esto no es un consejo, es un mandamiento, el mandamiento de la caridad. Los laicos deben ser apóstoles hacia todos aquellos a los que pueden alcanzar: sus próximos y sus amigos en primer lugar, pero no ellos solos; la caridad no tiene nada de estrecho, ella abraza a todos aquellos que abraza el corazón de Jesús. ...

¿A través de quiénes podrán llegar tan lejos y con qué medios? A través de todos aquellos con quienes están en contacto, sin hacer excepción, por medio de la bondad, la ternura, el afecto fraterno, el ejemplo de la virtud.

Con algunos esto se vivirá sin decirles jamás una palabra sobre Dios, o la religión, teniendo paciencia con ellos al igual que Dios es paciente, siendo bueno como Dios es bueno, siendo un tierno hermano y rezando.

Con otros, hablando de Dios en la medida en que ellos puedan comprenderlo… Sobre todo, viendo en todo ser humano a un hermano… ver en todo humano a un hijo de Dios.

De nuestra redacción