Bendita María Magdalena, que tanto amor diste y recibiste.
Que sólo en Jesús encontraste amor, paz y consuelo
que mereciste anunciar a los Apóstoles la Resurrección de nuestro Señor, interecede para que merezca una centella de aquel amor ardiente que tuviste a Jesús y la gracia de morir invocando los dulcísimos nombres de Jesús y de María.