Evangelio según San Mateo 20, 1-16a

martes, 16 de agosto de
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Porque el Reino de los Cielos se parece a un propietario que salió muy de madrugada a contratar obreros para trabajar en su viña. Trató con ellos un denario por día y los envío a su viña.

 

Volvió a salir a media mañana y, al ver a otros desocupados en la plaza, les dijo: ‘Vayan ustedes también a mi viña y les pagaré lo que sea justo’. Y ellos fueron. Volvió a salir al mediodía y a media tarde, e hizo lo mismo.

 

Al caer la tarde salió de nuevo y, encontrando todavía a otros, les dijo: ‘¿Cómo se han quedado todo el día aquí, sin hacer nada?’. Ellos les respondieron: ‘Nadie nos ha contratado’. Entonces les dijo: ‘Vayan también ustedes a mi viña’.

 

Al terminar el día, el propietario llamó a su mayordomo y le dijo: ‘Llama a los obreros y págales el jornal, comenzando por los últimos y terminando por los primeros’. Fueron entonces los que habían llegado al caer la tarde y recibieron cada uno un denario. Llegaron después los primeros, creyendo que iban a recibir algo más, pero recibieron igualmente un denario.

 

Y al recibirlo, protestaban contra el propietario,diciendo: ‘Estos últimos trabajaron nada más que una hora, y tú les das lo mismo que a nosotros, que hemos soportado el peso del trabajo y el calor durante toda la jornada’.

 

El propietario respondió a uno de ellos: ‘Amigo, no soy injusto contigo, ¿acaso no habíamos tratado en un denario? Toma lo que es tuyo y vete. Quiero dar a este que llega último lo mismo que a ti. ¿No tengo derecho a disponer de mis bienes como me parece? ¿Por qué tomas a mal que yo sea bueno?’. Así, los últimos serán los primeros y los primeros serán los últimos».

 

Palabra de Dios

 

 

 


P. David Pintos sacerdote de la Iglesia San Lorenzo de Coronel Solá, Diócesis de La Nueva Orán

 

 

 

 

Muchas veces hemos escuchado expresiones como “Dios no hace acepción de personas” o que “Para Dios somos todos iguales”. Y son expresiones verdaderas.

Dios es misericordioso con todos, el amor y la bendición es para todos. Dios es extremadamente generoso con todos y no solo con algunos, Dios no piensa como pensamos nosotros, no es limitado, como nosotros que muchas veces hacemos diferencias y muchas veces tenemos predilección solo por algunas personas.

Nuestra lógica es muy distinta a la de él. Por eso muchas veces queremos reducir la lógica de Dios a nuestra lógica, a nuestra forma de pensar, pensamos que Dios es como nosotros y lo limitamos, tenemos que trabajar mucho nuestras vidas y en nuestro corazón.

La pregunta que nos hace Jesús nos tiene que interpelar.

 

¿Por qué te tomas a mal que yo sea bueno? Que esto nos sirva de lección. En Dios todos tenemos la posibilidad de recibir sus bendiciones, sin importar la edad, la condiciones, el momento, la hora en que acudamos a él. Siempre va a estar con los brazos abiertos, siempre vamos a recibir lo que nuestro corazón y lo que nuestra vida necesita para subsistir, para vivir plenamente.

Primero demos gracias a Dios por ser tan generoso con todos y cada uno de nosotros, dale gracias a Dios por la generosidad que tuvo con vos, por tal o cual bendición.

Y después pedíle la gracia a Dios de tener un corazón como el de él, un corazón sin envidias, un corazón generoso.

Le pidamos a dios tener un corazón grande y generoso como el de él.

 

Que tengan un bendecido día.

 

Radio Maria Argentina