Evangelio según San Lucas 6, 39-42

viernes, 9 de septiembre de
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Jesús hizo a sus discípulos esta comparación: “¿Puede un ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán los dos en un pozo? El discípulo no es superior al maestro; cuando el discípulo llegue a ser perfecto, será como su maestro.

 

¿Por qué miras la paja que hay en el ojo de tu hermano y no ves la viga que está en el tuyo? ¿Cómo puedes decir a tu hermano: ‘Hermano, deja que te saque la paja de tu ojo’, tú, que no ves la viga que tienes en el tuyo? ¡Hipócrita!, saca primero la viga de tu ojo, y entonces verás claro para sacar la paja del ojo de tu hermano.”

 

 

Palabra de Dios

 

 

 

 


 P. Nicolás Retes Sacerdote de la Arquidiócesis de Buenos Aires

 

 

 

Queridos amigos de oleada joven el evangelio según San Lucas capítulo 6 de los versículos 39 en adelante que acabamos de escuchar recién nos invita a no poner tanto el acento en nosotros mismos, en la propia perfección sino más bien buscar la misericordia de Dios en nuestras vidas, reconocer nuestras miserias, aquellas oscuridades que hay en nosotros, que todos las tenemos y que cuanto mejor nos conocemos, cuando aprendemos realmente a ver quienes somos, cuando nos damos cuenta realmente donde nos aprieta el zapato, bueno así realmente llegamos a lo profundo nuestro y decimos “estas debilidades que tenemos en el fondo no nos alejan del amor de Dios”, justamente Dios nos quiere porque ve una gran obra a realizar en nosotros, por su misericordia.

 

Desde luego que quiere nuestra conversión, quiere que tengamos una vida plena, una vida abundante, pero el primer paso es reconocer lo que somos, reconocer nuestras miserias, nuestras debilidades sabiéndonos sanados, curados por Dios, entonces allí si comenzamos a construir el Reino, comenzamos a avanzar en este camino de seguirlo a Jesús. Pero el acento nunca tiene que estar puesto, como dice el evangelio de hoy, en juzgar al otro; en todo caso cuando nos vengan ganas de juzgar a nuestros hermanos (que a todos nos puede pasar) pensemos que esto es como un espejo, que muchas cosas de las que nos molestan de ellos en realidad son propias, son nuestras y estamos viendo como en un espejo nuestra propia realidad. Entonces frente a la molestia que nos puede causar el otro preguntarnos si nosotros no somos iguales o a veces peores y simplemente esto es una proyección delo que nosotros somos.

 

En definitiva, que el acento no esté puesto tanto en nosotros mismos, por más que busquemos conocernos, sino más bien en Jesucristo, que el centro sea Jesús en nuestras vidas. Por eso juzgar, hablar mal del otro siempre queda en segundo, tercer, cuarto plano, lo principal va a ser siempre nuestro Señor Jesucristo.

 

Le pedimos a Él entonces para esta jornada la gracia de vivir con Su Amor,la gracia de vivir de Su Amor, vivir en Su presencia y por supuesto disfrutar de ese amor que ha sido regalado en nuestros corazones

 

 

 

 

 

Radio Maria Argentina