“Hay un momento para todo y un tiempo para cada cosa bajo el sol:
un tiempo para nacer y un tiempo para morir” (Eclesiastés 3)
Pedir la gracia de enarmorarse del Hoy. No quedarse encerrados entre el pasado y el futuro. Enamorarse del día a día, de las personas que me rodean, de las situaciones cotidianas. Cada Hoy exige una entrega, Dios sabrá mañana que nueva entrega será necesaria.
El Hoy viene cargado de que humanamente no podamos descubrir muchas veces cuál es la voluntad de Dios. Pero de manera silenciosa, Él va obrando el sueño que tiene pensado para la vida de cada uno.
“Él hizo todas las cosas apropiadas a su tiempo, pero también puso en el corazón del hombre el sentido del tiempo pasado y futuro, sin que el hombre pueda descubrir la obra que hace Dios desde el principio hasta el fin” (Eclesiastés 3)
Pidamos la gracia de enamorarnos de nuestro Hoy, y hacer de él un paso más hacia el sueño de Dios para nuestra vida.