Evangelio según San Lucas 12,39-48

martes, 18 de octubre de
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Jesús dijo a sus discípulos: “Entiéndanlo bien: si el dueño de casa supiera a qué hora va llegar el ladrón, no dejaría perforar las paredes de su casa. Ustedes también estén preparados, porque el Hijo del hombre llegará a la hora menos pensada”.

 

Pedro preguntó entonces: “Señor, ¿esta parábola la dices para nosotros o para todos?”. El Señor le dijo: “¿Cuál es el administrador fiel y previsor, a quien el Señor pondrá al frente de su personal para distribuirle la ración de trigo en el momento oportuno? ¡Feliz aquel a quien su señor, al llegar, encuentre ocupado en este trabajo! Les aseguro que lo hará administrador de todos sus bienes.

 

Pero si este servidor piensa: ‘Mi señor tardará en llegar’, y se dedica a golpear a los servidores y a las sirvientas, y se pone a comer, a beber y a emborracharse, su señor llegará el día y la hora menos pensada, lo castigará y le hará correr la misma suerte que los infieles. El servidor que, conociendo la voluntad de su señor, no tuvo las cosas preparadas y no obró conforme a lo que él había dispuesto, recibirá un castigo severo.

 

Pero aquel que sin saberlo, se hizo también culpable, será castigado menos severamente. Al que se le dio mucho, se le pedirá mucho; y al que se le confió mucho, se le reclamará mucho más.”

 

Palabra de Dios

 

 

 

 


 

P. David Pintos

 

 

 

El evangelio de hoy nos invita a reflexionar sobre nuestra fidelidad permanente a las cosas de Dios. A reflexionar sobre nuestra disposición de poner en práctica las enseñanzas de Jesús en su Evangelio.

Ponerlas en práctica, sin esperar que alguien nos esté observando si las hacemos o no, de poner en práctica las buenas acciones de una manera natural y no obligadas, no forzadas, sino que los buenos servicios que hacemos fluyan naturalmente en nuestra vida.

Porque eso es lo que se espera de una persona, en donde el evangelio calo, hondamente en el corazón.

El ejercicio de la caridad y del servicio de una manera permanente en una persona bondadosa, servicial, caritativa, sin esperar a ser vistos, o que alguien les esté avisando que hacer.

Una persona que toma iniciativas y se pone a trabajar. Una persona que no puede estar quieta. Y con los brazos cruzados, ociosos, sin hacer nada, dejando que las oportunidades de servir y de ayudar pasen largo.

Benditas sean aquellas personas que al llegar su Señor por sorpresa, las encuentre trabajando y haciendo el bien.

Nos podemos preguntar. ¿Cómo soy yo? ¿Soy un administrador fiel y previsor? O soy aquella persona que sabe, que es lo que se espera de mí y no hago nada.

El señor es muy claro en este evangelio.

“Si somos fieles, nos confiara sus bienes”. De lo contrario sufriremos, las consecuencias que nosotros mismos nos ocasionamos al no ser fiel.

Que el señor nos de la gracia de la fidelidad a su evangelio, y la gracia de seguir trabajando permanentemente haciendo el bien, para cuando el venga.

 

Que tengan una buena jornada.

 

 

 

Radio Maria Argentina